Con pesadillas de pensarlo

Seré muy breve hoy, porque aunque los ruidos de la calle me hayan desvelado (¿desde cuándo duermo tan poco y es suficiente?) tengo la esperanza de cerrar los ojos y dormir por lo menos un par de horas más. Mis peores sospechas se confirman. Mi suegra viene de visita el mes que viene. Por lo menos un par de semanas. La parte buena es que no va a quedarse en mi casa, ni siquiera en el pueblo. Se va a un hotel de un pueblecito cercano, así que tampoco tendré que estar muy pendiente de ella. Realmente viene de vacaciones, y ya que está pasará a vernos. Miedo me da.

Ya os contaré, que esto promete y me dará para escribiros varios días. Entre dos semanas y un mes. Lo rápido que se me está pasando el verano y lo largo que se me va a hacer ese tiempo…

En tres meses…

¿A que no imagináis quién ha llamado hoy? ¡Mi suegra! Ya hacía mucho que no os decía nada de ella, pero es que tampoco había dado muchas señales de vida. Para quien se haya enganchado hace poco, la señora se jubila en cuestión de meses. Pero el pánico inunda esta casa. ¡Se viene de vacaciones! Entre 15 días y un mes. Madre mía la que se nos viene encima…

Imaginaros, tenerla un mes metida en casa. Con el horario que tiene mi novio, me va a tocar tenerla entretenida. ¡Un mes! Y mi novio dice que no, pero yo creo que a lo que viene es a inspeccionar el terreno para venirse dentro de un tiempo.

Y no sólo eso, ¡juntar a las dos madres! Que mi madre ya sabéis que lee esto siempre y sabe todo lo que pasó en «tres meses con la suegra». Miedo me da nada más que de pensarlo.

Bueno, por lo menos tengo unos meses para hacerme a la idea. Pero con todo lo que tenemos por delante este verano, creo que se nos va a pasar volando. Le voy a temer a Septiembre más que cuando estudiaba…

No sé dónde tengo la cabeza

Definitivamente me he vuelto loca, no sé dónde tengo la cabeza. Ya no es por el hecho de que no sé en que día vivo, que me pasa continuamente. ¡Es que olvidé por completo la reacción de mi suegra cuando le contamos que nos volvíamos! No puede ser.

¿Os acordáis que al principio quería que nos fuéramos? Pues cuando se enteró de nuestra decisión parece que no tenía muy claro si quería que nos quedáramos o que volviéramos. Empezó diciendo que por qué, con lo bien que estamos aquí (¿¡De verdad esta mujer escucha a su hijo cuando le habla!?), que se va a quedar sola otra vez… Yo creo que intentando convencernos de quedarnos. ¡Pero si ella era la primera que no quería que nos quedáramos en Alemania!

Luego se ve que recapacitó y siguió pero en otro tono. Que nos podíamos haber ido antes, que no había sido buena idea quedarnos, que si ya tenemos planes para cuando estemos allí… Yo creo que esto lo dijo cuando se dio cuenta de que si volvemos podrá algún día mudarse a España a vivir su jubilación sentada en la playa. Y claro, eso pesa. Pero desde ya os digo que en mi casa (cuando la tenga) no se me mete más de un par de semanas. Ya lo he vivido y no me apetece repetir. ¡Imaginaros que me pilla usando suavizante en la lavadora!

El drama realmente ha llegado cuando su hijo le ha comentado que nos bajamos antes de navidades. Que si va a pasar las fiestas sola, que qué va a hacer para celebrar la Navidad sin nadie… Que yo os juro que si esta señora fuera de otra forma nos quedaríamos con ella para pasar al menos 24 y 25 de Diciembre con ella. Pero teniendo en cuenta que a los perretes no los quiere en su casa y que vive a 500 km de aquí, sólo habrían 2 opciones. Que mi novio subiera solo y yo me quedara con los perretes y pasara esos días sola, o que subiéramos los dos, y al mínimo pelo que alguno de los fieras le dejara en el sofá de recuerdo los mandaría a dormir al coche. Sí, es capaz. Ya nos lo sugirió el invierno pasado. Eso y que prefiero un millón de veces más estar con mi familia (hasta mi novio piensa igual) antes que estar unos días con la señora encerrados en casa.

De verdad no sé cómo se me olvidó contarlo. Supongo que ese día habría pasado algo más importante. Si es que ya os dije que cada día estoy peor de la locura transitoria. Lo bueno es que ya sólo quedan unos días. Lo que no sé es cuándo se me irá.

La innombrable vuelve con más fuerza que nunca

Ayer os dije que tenía que contaros lo de mi suegra, así que no os hago esperar más y os lo pongo. Los que habéis seguido toda nuestra vivencia por aquí, la conocéis un poco. Y los que no, echarle un vistazo a mis páginas de «3 meses con la suegra» para entender un poco mejor de lo que hablo. Bueno, al grano que me desvío.

Ayer la llamamos. No os lo conté porque no quería que un día tan importante como el cumple de mi mami pasara a un segundo plano por su culpa. La llamamos porque anda con muchos achaques y cualquier día nos da un susto. Tiene muchos, más de la cuenta, y van en aumento.

Pero el tema que hoy nos ocupa son las confesiones que nos ha hecho en la última llamada. Cuando llegamos aquí, veníamos con una pequeña cantidad de dinero que ella nos dio y ahorros. No era una gran cantidad de dinero, porque como habréis leído en los posts del principio, no nos duró mucho. Y teniendo en cuenta que se acababa de gastar 10.000€ en un coche, suponíamos que no era un gran esfuerzo y lo hizo porque realmente le salió del alma. Puede que en ese momento fuera así, pero las cosas han cambiado en estos 6 meses. La llamada ha sido larga, pero ha tenido dos momentos estelares (y otros tantos que han sacado de quicio a mi novio) que aquí os relato.

Nos ha preguntado por el coche nuevo. Le hemos contado cual es y dice que no es un buen coche, que tendríamos que haber buscado más para encontrar algo más adecuado. Todo esto después de que en varias llamadas ya le dijimos lo complicado que estaba resultando el tema del coche. Y ni corta ni perezosa nos ha dicho que este invierno no piensa coger el suyo, porque no está dispuesta a comprar unas ruedas de invierno. Piensa ir en autobús a donde le haga falta, Y SI ESO ya lo cogerá el verano que viene. Un coche que está nuevo y que sólo ha cogido durante 3 meses. Un coche que nos habría dado mucha libertad aunque fuera prestado sólo para este invierno.

Pero lo peor ha sido lo que ha dicho luego. Se ha estado lamentando de que ha tenido vacaciones durante dos semanas y ya que nos dio todo el dinero que tenía (eso es lo que ella dice, sabemos que no es así) no ha podido irse de vacaciones y se arrepiente muchísimo de habernos ayudado. Que sí, reconoce que fue una gran ayuda en ese momento. Pero que ella no está contenta porque no ha podido hacer ningún viaje este año por nuestra culpa. Que si las cosas siguen así (se refiere al sueldo que tiene ahora mismo) no va a poder mantenerse hasta los 90 años y va a tener que vender sus acciones en unos pocos años. Todo esto se lo ha dicho a su propio hijo con un tono de reproche que he oído estando lejos del móvil.

A ella le da absolutamente igual lo que suframos. Sigue empeñada en que nos volvamos a España, aunque sea con una mano delante y otra detrás y tengamos que meternos en casa de mis padres por tiempo indefinido. Yo creo que ella pensaba que con esa pequeña cantidad de dinero no nos daría para salir adelante y nos veríamos obligados a regresar. Pero hemos salido adelante. Mejor o peor, pero hemos salido y nos mantenemos.

Y aquí os dejo unas palabras de mi novio, que ha leído esto antes de que saliera publicado. Él está al corriente de todo lo que se comenta aquí.
«Las madres no se pueden elegir, pero se pueden rechazar. Tienen que dejar ser a cada persona tal y como es. No se puede obligar a nadie a ser como ella quiere. Quejarse de un dinero que se ha regalado por no poder permitirse unas vacaciones y en cambio tener un coche nuevo aparcado y no ser capaz ni de prestarlo cuando un hijo realmente lo necesita, duele. Es muy triste que mi propia madre me esté haciendo esto.»

Yo soy tu suegra…

¿Recuerdan esa película de hace algunos años que se llamaba Bitelchús? ¿El tipo aquel que venía cuando lo nombraban 3 veces? Pues ayer en los comentarios nombramos a mi suegra en varias ocasiones… ¡Y hoy ha llamado! Creo que a partir de ahora va a ser la innombrable, porque el susto que llevo en el cuerpo no es para menos.

Fue una llamada rutinaria, de esas de todo va bien, por aquí también, el coche sigue parado… Vamos, nada del otro mundo. Pero uno de los comentarios va a hacer que esta noche tenga pesadillas. La suegra tiene 2 semanas de vacaciones en breve. ¡Vacaciones! Y no sé si mi novio no me lo ha dicho por no acojonarme antes de tiempo, pero puede que sobre nosotros planee la sombra de su visita. Hay Dios mío…

Que si fuera en otras circunstancias pues podría llegar a darme igual, total son sólo unos días. Pero aquí no, por favor. Y es que si viene, el problema logístico que supone va a ser de aupa. La caravana que tenemos es de 4 plazas, pero estoy segura que ella no querrá dormir el el salón convertible en cama de la caravana y nos veremos obligados a dejarle nuestra cama, que es un colchón de verdad. Por lo tanto, la señora tendría que pasar por nuestro lado para hacer cualquier cosa. Ni que decir que tenerla en a penas 15 metros cuadrados conmigo (que recordemos que mi novio trabaja y ayuda al hijo de la dueña del camping) TODO EL DÍA porque sin coche no podemos ir a casi ningún lado…

Y si para colmo la ola de calor no nos deja tranquilos, ya la veo quejándose todo el día por la temperatura de la caseta, que ella es extremadamente calurosa y a 30 grados ya le da algo. Casi prefiero que se vaya a Malooooorca como la otra vez.

Para colmo, mi novio sigue con la muela mal, que está en tratamiento, pero lleva dos días que le duele. Y como lo único que le alivia es respirar por la boca y refrescar la zona, parece que vivo con Darth Vader. Esta noche va a ser terrorífica. Soñando con la suegra mientras Darth Vader está tumbado a mi lado. Igual al final la pesadilla queda en una Darth Vader con rulos que me susurra al oído «Yo soy tu suegra… y voy a veros en vacaciones…»

En fin, os tendré al tanto. Pero mirándolo por el lado bueno, fijo que me da para un montón de posts. Que esta señora donde va, la arma buena.

Al menos las cosas no empeoran

Hoy hemos tenido… digamos que un doble encuentro en el culebrón que estoy viviendo estos días. Y la verdad es que podían haber ido peor. Pero por suerte parece que las cosas poco a poco se están volviendo más neutrales (porque de momento, no tienen pinta de que vayan a mejorar ni un tema ni el otro). Pero vayamos por partes.

Mi novio ha hablado con el vecino «El majo» por teléfono (que sigue sin dar señales de vida en directo). Resulta que después de decirle lo mal que lo pasé ese día (que no se ha cortado un pelo en detalles) con llanto incluido (si, me dio la llorera al llegar al coche, entenderme, esa impotencia y sentimiento de engaño me pudieron) el hombre se ha disculpado, y dijo que este fin de semana lo hablarían más a fondo cuando vinieran.

Pues al final va a resultar que el hombre no se va a cabrear tanto como la hija decía. Que si, que sigo sin ganas de verlo, y menos de intentar «comunicarme» con él, pero al menos a habido disculpa. Y para nuestra sorpresa, no ha intentado vendernos el coche de la hija. Ya os lo dije y os lo repito, el culebrón va a dar que hablar, que todavía queda la visita de rigor cuando venga (Si sabe contar, que conmigo no cuente…).

Y por otro lado hemos llamado a la suegra (si, de forma totalmente voluntaria) para ver como está de lo suyo. Sigue igual, y además nos ha dado el parte de los vecinos de su edificio. Que si uno ha perdido 30 kilos en el tiempo que llevamos aquí (¿Perodona? ¿30 kilos desde abril? Oye, que me diga que ha hecho que yo quiero, y no me vale ni una lipo ni coca), que el otro vecino sigue con el mismo coche (que se iba a comprar uno mega-way que nos restregaba antes de venirnos, menudo fantasma…) en resumen, obra y milagros de sus conocidos en un momento. Por supuesto ha vuelto a recordarnos el «a su madre le escribe, ¿por qué a mí no?».

Y así medio disimulando le hemos dejado caer lo del coche (que por cierto la pieza llega el lunes, ¡yuju!) y nada, a la señora se le ha ocurrido la solución del autobús. Yo creo que vive en su burbujita particular de trabajo a 10 minutos andando de casa y Aldi. Igual es que no sabe que a las 4 de la mañana NINGUNA línea de bus va a ir a buscar a mi novio para ir al curro. Así que nos podemos quitar de la cabeza que nos deje su coche (ese que lleva parado en su puerta semanas) porque si se ha hecho la sueca en las dos llamadas, es porque una de dos, o le importa más bien poco cómo vaya su hijo al trabajo, o porque su juguete nadie se lo toca. También puede que sea un poco de ambas, así que va a ser un poco inútil repetírselo.

Al menos el coche no ha «muerto», así que es una pequeña victoria en estos días en que las cosas se estaban torciendo. Pero ya he vuelto a encontrar mi positivismo habitual (con lo escondido que estaba el jodío), y de momento me conformo con que no se nos vaya el fin de semana al garete.

Hay que estar atenta

Hoy hemos recibido una llamada de la suegra. Y me tiemblan hasta las pestañas. La señora no se encuentra bien, y parece que cada día va un poquito peor. Lleva un par de semanas con mareos y no se le pasan. Que vamos a ver, me lo hizo pasar bastante mal, pero aún y así sigue siendo de la familia, y no se le puede ignorar. Pero no estoy yo para volver a repetir aquellos 3 meses si no es necesario, y parece que al menos de momento no lo es, pero nunca se sabe.

Nosotros le hemos contado que al coche no le queda mucha vida y su respuesta ha sido que hace tiempo que ya no coge el suyo porque no se encuentra con ánimos. Ya podía prestárnoslo aunque fuera un tiempo, que si nos toca ir a verla, con el nuestro va a ser complicado. Miedo me da meterme 500 km de viaje con el coche. Ahora lo importante es su salud y que no empeore. Si si hace falta, ya se busca la manera de ir.

Y ahora un tema un poco más ligero. Como muchos habéis leído en el post «Como terapia no está mal», me ha dado por hacer muñecos con lana, y oye, algunos me han quedado muy monos. Pues como detalle por recogernos el correo, le hemos regalado un perro y un gato hechos por mí a la dueña del camping que se ha alegrado bastante. Parece que no está acostumbrada a que tengan detalles con ella, aunque sea una «chuminada». Ahora tengo dos peluchitos de los que hago puestos en la recepción del camping a la vista de todos.

Al final medio pueblo va a tener muñecos míos, que el hijo de la dueña también quiere un par para él. Menos mal que me cuestan menos de hacer que los conejitos, porque si no, no daría a basto. Por cierto, a petición de una de las lectoras, en un ratito subiré la foto del perro y el gato que le prometí al Facebook. Si alguien quiere verlos, ahí los tendréis.

Yo sigo pendiente de la salud de la suegra, que no es plan que de repente nos de un susto, que su salud no es de hierro precisamente y estando sola no tiene quien la vigile. Y mientras, a hacer muñequitos, que igual me gano unos euros con ellos.

Los celos vuelven al ataque

Los celos son muy malos, pero no siempre para quien los tiene. Si no, que me lo digan a mí. Que soy la que está sufriendo un ataque de celos que no me implica directamente y que realmente no se como ponerle remedio. Y si os preguntáis quién está celoso, es mi suegra. De mi madre.

Hoy ha hecho una de sus llamadas, una más o menos neutro. No ha sido ni mala ni buena. Pero ha repetido varias veces que si yo hablo con mi madre muy a menudo por el whatsapp, por qué no le hablo a ella también, aunque sea por email ya que su móvil es del año de la pera. Y seguro que ahora es el momento en que alguien dice «bueno, eso no es tan malo». Centraros. Es la misma persona de la que hablo en «Tres meses con la suegra», con sus manías y paranoias. Que va todo junto en el pack.

Claro que podría hablarle a ella, pero ¿qué le cuento? ¿Suegra, eres famosa en un blog que sale en internet y que te pone a caldo? No es plan. Yo al menos me lo tomaría mal. Tampoco es cuestión de contarle que sigo usando suavizante para la ropa en cada lavado o que compro bolsas para llevar la compra cada vez que voy. Ni os cuento si le digo que le he traicionado y que ahora compro en Neto en lugar de ir al Aldi. Igual le cuento eso y nos deshereda.

Bromas a parte, no sé que contarle. Más de la mitad de las cosas que escribo aquí se las tomaría a mal, y la otra mitad no las entendería. Por mucho español que sepa, las bromas no las coge ni por casualidad. Y si me pongo a practicar alemán con ella, igual me coge a mí una depresión.

Hablando de alemán y depresión. Hoy a salido en la tele Guardiola (para los pocos que no lo sepan el ex-entrenador del Barça) hablando en un alemán bastante decente. Deprimente. Yo llevo aquí ya unos meses y a penas puedo «mantener» una conversación con muchos gestos, algo de alemán y de inglés. No se cuanto tiempo lleva aprendiendo, pero que pueda dar una rueda de prensa, me ha deprimido. Que seguro que tiene un profesor particular (y que no cobra precisamente poco) que le hace avanzar muchisimo en poco tiempo, pero como yo no puedo permitírmelo, me jodo y bailo.

Yo que estaba tan feliz en mi propio mundo donde la suegra habla con mi novio directamente y donde pensaba que avanzaba algo con el alemán, y hoy han roto mi burbuja. En fin, toca aguantarse y escribirle de vez en cuando, aunque mi novio tenga que decirme el qué.

Y bueno, ya podéis leer la actualización de «Tres meses con la suegra II», y aprovecharla, que quedan poquitas  entregas por poner. ¡Que lo disfrutéis!

Cuando el río suena…

Hoy el tiempo nos ha dado un pequeño respiro. Ha dejado de llover, y se nota por todos lados. Porque aunque siga estando nublado, la gente sale a la calle a la mínima oportunidad.

Hemos salido a dar un paseo con los perros y de repente hemos visto a un montón de gente paseando por los dos puentes que hay cerca del camping. Nosotros nos preguntábamos si es que regalaban algo o había algún tipo de celebración, pero al continuar hacia el pueblo de al lado nos hemos dado cuenta de que la razón de que hubieran tantos coches aparcados cerca era simple y llanamente porque la gente se había parado para ver el río.

Como os dije ayer, tenemos uno al lado del camping, y otro a pocos metros. Pues bien, el más lejano ha subido de nivel considerablemente y baja mucho más revuelto. Si, es espectacular ver como ha crecido, pero sigue siendo un río que baja revuelto. No acabábamos de verle la gracia a pararse tanto rato a mirar como corre.

Pero al volver al camping, la dueña nos ha dicho algo que le da sentido a tanta expectación, o al menos parte. Por lo visto se ha llevado por delante varios arboles que bajaban  desde a saber donde, y a demás un coche va flotando por sus aguas. Se ha desbordado y la gente anda con mosqueo (o morbo, vete tu a saber) por si afecta al pueblo de al lado. Pero no os preocupéis por nosotros, que la dueña del camping también nos ha estado explicando que el río que está más cerca es realmente una barrera por si el otro se desborda que no afecte a esta parte, ya que al estar tan alto el agua no nos llegaría de ningún modo. Es grande, pero no ha subido a penas de nivel por las lluvias y va muy tranquilo.

Así que yo esta noche duermo tranquila, que aunque se espera para mañana el peor momento con el río ante la crecida que está por llegar, nosotros no nos iremos al carajo con el agua.

Por cierto, la suegra al final se ha adelantado y nos ha llamado hoy. Y, sin que sirva de precedentes, nos ha dado dos alegrías. La primera es que nos va a mandar algo de dinero, que aunque mi novio trabaje, ya os dije que el dinero empezaba a escasear y el día 15 (cuando cobran de la empresa) está todavía un pelín lejos.

La segunda es que al contarle como está el coche (ya os contaré a vosotros) nos ha dicho que va a preguntarle a una amiga suya cómo se lo financió el estado, así que puede que en breve tengamos un coche decente que no huela a humedad (quien dice en breve, dice dentro de un par de meses). Que rezamos para que el coche aguante, pero el pobre tiene los días contados.

Por lo menos esta noche voy a dormir tranquila, que tendremos para llegar a mediados de mes y el río no se nos puede llevar por delante. Eso si, el mosqueo con el móvil aún está presente, que ya han sido dos ocasiones más en las que se ha puesto «tonto». Y aunque parece que de momento aguanta, le queda menos vida que al coche.

La suegra ataca de nuevo

Ya ni de lejos nos deja tranquilos. Hoy ha llamado, se supone que para saber como nos va. Le hemos contado lo que hay, que el piso no es fácil de encontrar, que trabajo hay que buscarlo después, que seguimos en el camping… y después de unas cuantas frases, su respuesta ha sido «¿Y no os volvéis a España?»

Aunque os parezca una pregunta totalmente inocente, tenéis que saber que no lo es. Ella soñaba con vivir su jubilación en España, cerca de nosotros (¡Socorrito!), pero al decidir quedarnos en Alemania, ella ha visto que sus sueños son solo eso, sueños, y que su jubilación la va a pasar en una residencia alemana (vamos, como se me meta en casa para que la cuide, me voy debajo de un puente). Así que lo único que espera es que se nos acabe el dinero (ella tiene, pero es muy tacaña para ayudarnos) y tener que volver con mis padres a España, una familia que tiene que pasar el mes con muy poquito dinero, que no llegaría para mantener 5 personas y los perros (no hace falta que os diga como está la situación del país).

Ella prefiere tener sus super-vacaciones a saber donde que ayudar a su hijo (de mí ya ni hablemos, que piensa que no soy lo suficientemente buena para él) y espera que luego la recibamos con los brazos abiertos (Ja! He tenido suficiente sesión de suegra para 3 años mínimo).

Y para rematar, poco antes de despedirse ha dicho que la semana que viene tiene vacaciones. Me juego el cuello a que o se va de «super-vacaciones» o se nos intenta meter en casa. Y a decir verdad no se que me molestaría más, que deje en la calle a su hijo por tacaña, o que se me meta en casa una semana o dos.

Sea como sea, prefiero que nos deje tranquilos. Eso si, el miedo en el cuerpo de que se venga, está presente.