Y por fin llegó

Juro que hace casi un mes que quería haberme pasado por aquí a contaros. En concreto el día 23 de Abril, el día del libro, quería haber dejado por aquí una entrada para anunciar que ya tenía mi libro, y no sólo terminado, si no también impreso! Me hizo mucha ilusión por fin tenerlo en mis manos. Poco antes del día del libro me llegó la caja con los ejemplares que ya tenía encargados y alguno extra.

Mientras lo maquetaba, pensaba que era algo que más bien hacía para mí, y que quizá mi madre se quedaría una copia. Miré presupuestos desde 1 copia, porque hay sitios en que te piden mínimo 100. Mi sorpresa llegó cuando al anunciar que lo mandaba a imprimir la gente empezó a reservarlo tras tener la versión digital. De una tirada de 3 libros a una de 25, hay una gran diferencia, al menos para mí. Sé que es una cantidad ínfima comparada con las tiradas habituales por pequeñas que sean, pero el hecho de recibir toda una caja, a mí me hizo mucha ilusión.

Unos cuantos ejemplares

Por el resto, la verdad es que está siendo una época bastante monótona. Trabajo, casa. Casa, trabajo. Parece que la cosa se está animando un poco ahora que todo vuelve un poco a la normalidad, pero todavía vamos con cuidado. De momento esta tarde hay una exposición de Bonsais en un pueblo cercano y me voy a verla. A ver si me acuerdo y subo alguna foto. Seguro que hay algunos impresionantes.

Entrevistada

Voy a intentar poner esto un poco al día, porque la verdad es que con esto de la monotonía tengo esto un poco abandonado. Y me pongo a pensar y hay varias cositas que no he contado, y como por algún lado hay que empezar, allá voy.

Hace unos días me entrevistó Migue en su canal sobre bonsais Bonsai Menorca en YouTube. Estaba de los nervios. Yo, una novata como aquel que dice en una entrevista. La verdad es que la hora y poco que duró se me hizo corta. Si a alguien le apetece verla o simplemente ponerme cara, aquí os dejo el enlace:

Por cierto, el perrete que sale en el vídeo es Rafita, el mismo que me lleva acompañando desde antes de empezar con el blog, ahí le veis, en compañía de las dos gatas pelonas. Quien le ha visto le ve.

En cuando al libro que estoy maquetando, espero tenerlo listo en una semana o dos. ¡Que emoción! Mi primer libro está casi listo para ver la luz. Y lo habría hecho mucho antes si no fuera porque al subirlo a Amazon (será la plataforma en la que lo publique) me lo descolocaba todo, y en un libro donde hay dibujos, fotos y texto no queda nada bien. Llevo unas semanas intentando corregir este fallo, pero al no tener ni pajolera idea la cosa se complica un poco. Veremos a ver.

A medias

Hoy tenía planeado ir al “Jardín de los bonsais” en Algeciras. Según había estado leyendo es una Expo permanente de bonsais en el interior de un parque. Planazo con enanos. Pero la sorpresa ha sido que al llegar allí el rincón dedicado a los bonsais está bajado, con candado y con una tela marrón que no dejaba ver nada de dentro. Mi gozo en un pozo. He movilizado a la dueña de la casa donde nos estamos quedando y a los dos enanos para nada. Lo único que he podido hacer ha sido sacar un par de fotos desde fuera por un pequeño agujero que ya os digo yo que más de uno ha usado para mirar dentro.

Una parte del recinto

Se veían ejemplares preciosos, enormes, imponentes… pero todo de lejos. Una pena, el domingo abren, pero seguramente no nos de tiempo a ir, y mucho menos convencer al resto. En fin, a ver si me da tiempo a visitar el otro vivero que me queda por ver.

Y mañana, a pasar el día a Malaga.

Empezando la semana

Ya os dije que estos viajes que hacemos suelen ser más bien “gastronómicos”, y ayer no fue la excepción. Fuimos a comer Cuscús a un restaurante llamado El Embajador en Algeciras. Muy rico, la verdad, nos pusieron una cantidad exagerada de comida.

Cuscús y brochetas de pollo entre otros

El resto de la tarde lo pasamos en casa haciendo la digestión, porque fue una comilona tremenda. Del sofá a la terraza, de la terraza al sofá y vuelta a empezar. De esas tardes de cielo naranja que pocas veces se pueden ver en nuestro pueblo. Un espectáculo.

Puesta de sol desde la terraza

Y hoy han dejado que desate (moderadamente) mi afición por los bonsais. Hemos ido a un vivero a pasear y comprar alguna plantita, aunque no fuera para mí. Yo he babeado varías macetas que tenían a buen precio y algún arbolito que no había visto hasta ahora. Al menos no me había fijado en esa especie, pero ya la buscaré a la vuelta, que igual hasta lo encuentro cerca.

Primer vivero del viaje

Por la tarde nos hemos ido a dar de comer a los patos, literalmente. Hay un parque cerquita con muchísimos patos. Habían algunas familias dándoles de comer, y estaban hasta arriba de comida, porque les tiramos algunas migas y ni las miraban. Querían gusanitos, esas chuches de los enanos que son como de trigo… hay que ver lo complicado que me está resultando saber de que carajo están hechos.

Bonito lago para pasear

No recuerdo el nombre del lago, pero mañana lo pregunto.

Algunos de los patos ignorando a la peque

Así que nada, mañana toca sesión de peluquería en casa y por la tarde ya veremos. Quizá me lleven a otro vivero. O al parque de bonsais de Algeciras. Van a acabar hasta el gorro de arbolitos por mi culpa… Vayamos donde vayamos, os iré contando.

Sábado sabadete

Francamente, no sé qué contaros hoy, pero es tanto el aburrimiento que tengo encima que ya hago lo que sea para entretenerme la hora y pico que me queda aquí. Ya tengo prácticamente todo lo que tenía pendiente de hacer desde el ordenador y ahora ya… no me pongo a hacerme un sudoku por vergüenza. Porque sí, tras algo más de un año, por fin he podido acabar y mandar imprimir el album de boda. Lo miré ayer y lo empecé en junio del año pasado. Tela… Eso sin contar que estuve peleando con el puñetero programa más de una hora para poder mandarlo. Todo porque no me dejaba poner la provincia a mano. Resulta que era automático y yo no lo sabía. Si es que a veces voy sembrada.

Qué pena que no pueda cuidar el jardín que tengo en el balcón desde aquí, porque hace casi un mes que no puedo hacer mucho más que regarlo. Entre el trabajo y ayudar a Roxu, poco tiempo me queda, y está la casa, la niña, el perro… Ayer atacó de nuevo «la loca de los arbolitos» y me puse a podar una de las plantas a las 11 y pico de la noche cuando llegamos de cenar por ahí (¡sí, la primera salida a cenar a nuestro restaurante favorito!). Cada vez que salía al balcón la veía demasiado desmadrada. Ya me dijeron que esa especie es complicado hacerla pequeña para bonsai, pero me gustan los retos. Ahí está, que mide unos 30 cm de alto y espero que me de flores en lo que queda de primavera. A mí me gusta, y es lo que cuenta.

En fin, creo que al final me voy a rendir y a hacerme un sudoku para acabar la jornada aquí. Y cuando salga, zumbando a ayudar a Roxu. Aquí me sobran y allí me faltan manos.

Un día más

Hoy ha salido un día medio soleado. Prácticamente ha estado lloviendo desde que llegamos. No recuerdo un año tan lluvioso desde hace mucho. Ahora es cuando los conspiranoicos empiezan con lo de las avionetas regándonos con «ahoramismonorecuerdo», o cualquier otra teoría que le cuadre. Haber, hay variedad. Casi tantas como del dichoso virus. No, no voy a entrar otra vez en el tema. Pero no me diréis que no es casualidad que haga años que no llueve en Abril durante… espera, ya no sé ni a qué día estamos. Prácticamente 2 semanas (he tenido que mirar el calendario, vaya tela). A mí me viene de perlas, a parte de todas las plantas que tengo en casa, tengo todavía más en un terreno que tenemos en un pueblo cercano. Y algunas las planté justo antes de irme de viaje, así que no tengo ni idea de cómo habrán evolucionado. Con la lluvia que cae de vez en cuando estoy tranquila de que cuando acabe todo esto tendré algo que cuidar y no un montón de matojos que dar de comer al burro del vecino.

Y otro día más en casa. Como dice Roxu: «torturando plantas» y con cambios en el pequeño jardín. Un día más encerrados en casa. Un día menos…

Entretenida de momento

Los días se me juntan. Dejando a un lado que Roxu ayer no trabajó, el resto son iguales. Limpieza por la mañana, cocinar a medio día, curso online de bonsai a las 4, ejercicio a las 5 y a partir de las 6 “libre” (suena hasta raro). Cena, ducha, y tele antes de dormir. Y así sucesivamente. En esos “ratos libres” cada día busco algo distinto que hacer. Los primeros días acabé una caja hecha con retales de camisas de colores que llevaban en casa una eternidad, y hace un par de días pinté una mesa que era demasiado clara y no me gustaba nada el color.

La caja y la mesa

Otras tardes las he dedicado a cuidar a fondo de las plantas. Tampoco era necesario hacerlo todo en un solo día, si no me quedaba sin diversión. Aunque estoy viendo que acabo por un lado y tengo que volver a empezar por el otro…

Mi favorito, un arce palmatum

Que solo tengo un pequeño balcón, pero en el pequeño espacio del que dispongo tengo algo más de 50 especies distintas. Y si por mi fuera… tendría todavía más! Lo que daría por tener un patio o terraza más grande. Pero bueno, hay que conformarse con los que hay, que no es poco. Durante estos días de encierro ayuda el tener faena con ellas. Podas, cambios de macetas… y sobre todo seguir los grupos en los que estoy metida en los que la gente también se aburre y no paran de comentar. Se aprende mucho de los errores del resto.

En fin, me voy a plantar un esqueje ahora que tengo un vaso de yogur vacío y a ver si consigo que salga adelante. Esto es un vicio si te gusta. Os dejo con una flor de manzano, que seguramente en unos meses sea una pequeña manzanita.

Mi manzanito

Chiang Mai día 3

Y hoy nos lo hemos tomado con un poco más de calma. Hemos empezado por ir a un café que tiene la peculiaridad de que tienen gatos, muchos gatos. Dicen que nada más y nada menos que 23 en un espacio bastante reducido, unas 4 mesitas bajas con un par de cojines. Antes de entrar nos han hecho quitar los zapatos (normal aquí), ponernos unos patucos tipo hospital (eso ya no tanto), lavarnos las manos y ponernos desinfectante.

Gatos y más gatos

Los gatos andaban entre los que estábamos allí, sobre las mesas, en cajas de cartón durmiendo… pero era curioso que no les gustara que les tocaran. A medida que acercabas la mano, ellos se agachaban lo que podían para que no llegaras. Imagino que tienen que estar un poco hasta el pirri de que los soben a diario una panda de desconocidos que huele a desinfectante y que les despierta para jugar con cosas que no les interesa.

Cuando ya hemos tenido suficiente, nos hemos ido a buscar un sitio donde comer. 4 intentos han hecho falta para encontrar algo abierto y decente. El primer sitio era un buffet libre de comida japonesa, que no era lo que queríamos y el precio se salía de madre (350 baths, unos 10€ al cambio). El segundo intento fue uno que ya visitamos el año pasado que solo vende Kao Soy, pero hoy han cerrado media hora antes de tiempo y nos han dejado fuera. El tercero ha sido un mejicano (ya teníamos hambre y nos valía con que estuviera abierto) pero los precios eran carísimos, unos 450 baths por plato. Al final hemos acabado en un sitio que por la noche pone la parada en la calle y que tiene la comida muy rica. Para que comparéis, el precio ronda entre los 60 y los 90 baths por plato, y son raciones generosas.

Tras descansar un rato en el hotel, nos hemos ido a ver plantas. Con esa afición que tengo por los bonsais, era algo que me apetecía mucho. Hemos ido al norte de la ciudad a recorrer parte de un BARRIO entero de tiendecitas dedicadas a las plantas. Flores, nenufare, orquideas salvajes…

Esta tienda solo vendía orquideas

Calles y calles de tiendas en las que vendían todo relacionado con las plantas. Desde cactus a árboles frutales de un par de metros o macetas. Yo, me he traído dos pequeñitas, que luego la maleta pesa mucho. Pero por lo que realmente iba era por una de ellas que tenía bonsais.

Algunos de los que habían expuestos

Resultó que era un señor que los vendía a la puerta de lo que parecía un bar. Me pidió por uno pequeño 1500 baths (unos 45€), pero es mucho dinero para jugármela y que luego no lo pueda llevar a España a la vuelta. Si por mi fuera, me los habría llevado todos.

Al volver al hotel, ya tenían abierto el local donde hemos comido un par de veces la barbacoa. 120 bath por cabeza nos sale.

Big big shabu

Estos sitios en los que comen los locales suelen ser bastante buenos. Lo sé, no es que tenga un gran aspecto. Pero la comida…

Como no, luego nos hemos ido a por el postre a un trozo de la calle cercano al hotel donde se ponen con puestos callejeros de comida de todo tipo. Casi da igual donde te sientes a comer, aciertas seguro.

Comida callejera

¿Y que tienen en uno de esos puestos? ¡El postre del otro día! Ese del que os hablé que había comido en el mercado nocturno. Cuando vuelva a España pienso intentar hacerlo, a ver como sale. También he aprovechado para llevarme un par de bolsas de piña. Esas, han caído en el hotel.

Mmmmm… piña…

No os lo dije, pero una de las primeras cosas que hicimos cuando llegamos fue ir a por bolsas de piña. Yo no sé que pasaría, pero al probarla estaba literalmente salada por fuera. Quizá las manipularon en una superficie que tenía algo de sal o vete a saber (tampoco quiero pensarlo demasiado), pero tuve que lavar bolsa y media para poder comérmela. Ya la miraba hoy con un poco de miedo, pero no. La de hoy (de otro puesto) estaba buena.

En fin, mañana ya ponemos rumbo a Koh Tao, donde llegaremos el lunes por la mañana (ahora es cuando Roxu dice eso de “qué pereza…”). Por delante tenemos un vuelo, una noche en el tren y ferry. Ahí es nada.