Empezamos el día devolviendo la moto. Por supuesto al quedarnos sin transporte ya no podíamos ir de un lado a otro, y menos arrastrando las dos mochilas que traemos que pesan un mundo. De vuelta al centro comercial, mochilas en la guarde y a comer (que raro). Tengo la sensación que estas vacaciones todo ha girado en torno a la comida. Ya no recuerdo lo que es tener hambre. Va, que me despisto. Primer tramo: vuelo desde Chiang Mai a Surat Thani. Allí no tenemos billete para coger ni bus, ni ferry ni nada. A la aventura, así a lo loco. Llegamos al aeropuerto como a las 21:00 y el ferry salía a las 22:00 (el nocturno). Conseguimos llegar a tiempo y no solo eso, conseguimos una de las literas. Nunca habíamos estado en uno de estos.
El principio de la travesía es por un río, y luego ya se abre al mar hasta la isla. Es genial, porque el barco no se mueve ni un pelo. Vas tumbado en tu litera y tienes enchufe por si necesitas cargar el móvil o lo que sea. Un puntazo. Si no llega a ser porque teníamos a alguien ocupando nuestra litera hubiera sido genial. Le despertamos y le indicamos cuál era la suya (tenía una individual y nosotros doble). Yo no es que durmiera mucho, entre el ruido y que no tenía mucho sueño me costó. Pero se agradece hacer el trayecto en ferry en una cama y no una silla incómoda como tienen los fast ferry diurnos. Una mantita y a ver una peli mientras te llevan de un lado a otro. Que más se puede pedir, salvo algo de silencio.
A nosotros nos tocó una de abajo. Y bueno, estuvimos desde las 22:30 hasta las 07:00 que llegamos a la isla aquí dentro. Oye, prefiero el nocturno con todas las horas que son al diurno e ir incómoda como en palo de gallinero. Como experiencia no ha estado nada mal. Repetiría sin duda.