El sábado al irnos al mercadillo navideño nos encontramos al hijo de la dueña del camping con un cacharro gris que pitaba pegando vueltas por el camino que recorre el camping por dentro. Nunca había visto un trasto de esos, y me pareció un tanto extraño. No se parecía en lo más mínimo a los detectores de metales esos que tanto salen por la tele, y mi novio apaciguó mi ansia cotilla preguntando. Resulta que andaba buscando cables, así sin más. Y con esa respuesta tan breve nos fuimos sin hacerle mucho más caso. Hasta hoy.
Primero pongámonos en situación. Imaginaros un terreno de 100m x 600m aproximadamente. Ahora colocar mentalmente 15 farolas de tamaño pequeño sin un orden concreto. En plan 1 en esta esquina, 3 más en esta dirección, otra allí a tomar por lejos, esta zona me cae mal y no pongo ninguna… Y a todo esto añadirle no tener ni la más mínima idea de por donde van los cables que las unen.
Pues bien, el tipo estuvo dos días más marcando con un spray rosa «choni» por todos lados. Y de paso me dio un susto de muerte mientras cocinaba pasando con el trasto por nuestro jardín (que tuvo el detalle de activar cuando estaba junto a la ventana). Y hoy mi novio ha ido a ayudarle unas cuantas horas. ¿A que no sabéis que le ha tocado hacer? Sí, vuelve a cavar agujeros, pero esta vez con el objetivo de encontrar los cables. Puntualicemos. Ese aparato que se supone que detecta los cables no solo detecta eso, también trocitos de cable suelto, clavos perdidos del año de la maricastaña, chapas que se hayan caído al suelo… Vamos, una putada con todas las letras, ya que para averiguar si hay cable hay que hacer el agujero sí o sí. Y para colmo el que los puso tuvo el detalle de hacerlo a un metro de profundidad y no darle ningún tipo de plano a los dueños. Todo un lumbreras.
4 agujeros de 60x100x100 ha tenido que abrir y ¡sorpresa! en ninguno había un cable conectado, sólo basurilla de a saber cuando. Y si ya de por sí abrir un agujero es un trabajo pesado, añadirle que hay una capa importante de grava a medio camino. Diversión pura y dura a 3 grados.
Pero aquí el rubio es optimista y quiere tener todas las farolas con sus respectivos cables localizados para el viernes sin tener ni pajolera idea de por donde campan (¿he mencionado ya que son 15 y están desparramadas?) para este fin de semana recolocarlos todos a su gusto (no por necesidad) y tenerlos localizados. Pobrecito, qué inocente puede ser alguna gente. Y mi novio se va a pegar un palizón todas las tardes al llegar del trabajo dándole a la pala. La parte buena es que se nos va a bajar el alquiler un pico con todas las horas que está haciendo.
Así que nada, ahí tengo al pobre haciendo brazos con la pala con el gorro calado hasta las cejas. Menos mal que ya nos queda muy poquito para irnos, porque el pobre necesita un descanso pero ya. ¡Y nos libraremos del frío! Y que no me venga nadie con que ahora allí también hace frío que no quiero que me quitéis la ilusión. Mentirme si hace falta y decirme que vamos a estar a 15 grados cuando volvamos.