De vuelta

Soy un desastre. Ya ni sé cuándo fue la última vez que escribí por aquí. Vergüenza debería darme. Pero la verdad es que mi vida ahora mismo es un poco monótona (que no me disgusta, ya era hora de un poco de estabilidad) y el trabajo me tiene completamente absorbida. La única novedad que hay ahora mismo en mi vida es que la familia ha aumentado. El otro día hablando con mi madre me di cuenta de que no os he hablado de Luna, la perrita que adoptamos hace ya unos meses. 

Es de la misma raza que Rafita, y cuando llegó a casa era todo amor. Sólo quería mimos y estar con nosotros. Ahora (ya hace varios meses) muta en gremlin de vez en cuando. Tenemos en casa una perra bipolar. Si, bipolar. Lo mismo está encima tuya dando besitos que se gira, te gruñe e intenta morderte sin motivo. Y muerde, vaya si muerde. Todavía tengo las marcas de hace 4 meses cuando me mordió en la mano. Eso y la alergia que pillé con la vacuna del tétanos que me pusieron (luego explico). 

Tiene mala leche, mucha, y a Rafita lo tiene amargado. Le muerde, no le deja comer, si alguien lo coge en brazos se lo quiere comer… Desde que tuvo a los cachorros y se pasa el día tumbada con ellos Rafita ha cogido peso. Es lo que tiene el que no te acose un gremlin psicópata, que te relajas. Hasta le ha cambiado el carácter estos días. Pobrecito, lo mal que debe haberlo pasado estos meses atrás…

Bueno, explico. Cuando me mordió la perra en la mano (vaya dos colmilladas me dio, tocó hueso) no estaba segura si la vacuna del tétanos que me puse hace años todavía valía, así que fuimos al médico por si acaso. Me pusieron otra, pero lo que no me dijeron es que podía sufrir una reacción alérgica. Desde entonces me duele el hombro en el que me la pusieron si levanto el brazo por encima del hombro. No es un dolor insoportable, pero sí bastante molesto. Esto no sería tan malo si no fuera porque de vez en cuando me falla y me cede cuando llevo peso. La siguiente vez que fui al médico se lo dije, y me contestó que esa alergia puede durar mucho, puede que todavía me tire así varios meses más. 

En fin, como punto final os dejo una foto de los nuevos miembros de la familia. Están para comérselos…

  

¡A la piscina!

Hace algún tiempo me pedisteis que os presentara a Odín, el perro que tenemos en el Campo. Pues no se me ocurre un momento mejor para hacerlo que el estreno de la piscina (que aunque mi padre ya se bañó el fin de semana pasado, hasta hoy el perro no se había metido).

Y es que a Odín la piscina le encanta. Al principio la gente se asustaba cuando veían al perro nadando en el agua sin nadie que le sacara, y no es para menos. Nuestra piscina es pequeña y no tiene escalones, tiene una escalera metálica de mano. Claro, la primera reacción era siempre la de rescatar al perro, pero ya son muchos años en los que Odín se mete solo y sale cuando quiere, sin que nadie le ayude. Menudo vicio le tiene a la piscina… Y para muestra un botón.

Y aunque os parezca raro, no se le puede acercar nadie para tirarlo a la piscina. Si no entra él solo, no hay manera.

Todos los días que vamos, siempre es el primero en tirarse al agua. Se puede pegar un montón de chapuzones a lo largo del día, y le da igual que haya alguien cerca o no. Él llega, mete una patita y si le parece que tiene una buena temperatura se tira. Si no, se da la vuelta y se va.

Pues aquí le tenéis, en su ambiente. Eso sí, en breve ya tendremos que pelarlo, que ya empieza a hacer calor y lo pasa muy mal. Anda que no cambia el pobre animal cuando le quitamos la manta de pelo que lleva. Ya os enseñaré una foto del «antes y después». Parece otro perro.

Vicio perruno

Tengo una teoría. Kody en otra vida fue un aficionado a los bares. En el paseo de esta tarde, no ha habido ni un solo bar en el que no haya intentado meterse. Es curioso, ni tiendas, ni portales, ni escaparates… únicamente bares. Todos y cada uno de los que hemos pasado.

No sé si será coincidencia o simplemente que yo no me he empezado a fijar hasta ese momento, pero desde hace un par de semanas tiene ese comportamiento. Resulta que fuimos en familia a la terraza de un bar en una calle peatonal, y como viene siendo costumbre, solté a Kody para que se diera un par de vueltecitas cerca de la mesa sin que se le enredara la correa. Pero en un momento dado desapareció, empezamos a llamarlo y buscarlo pero no aparecía. Al cabo de un par de minutos, veo que de dentro del bar sale Kody la mar de contento. ¡Se había metido dentro huyendo del fresquito de ese día!

No sé si es que le dieron algo de picar (es un pozo sin fondo y se lo come todo menos las croquetas del pienso) o sencillamente encontró un sitio en el que estaba a gusto, pero ahora pasa por la puerta de cualquier bar y tira para dentro. Supongo que será por el olor, si no, no me explico que sea capaz de diferenciar qué tipo de negocio hay dentro sólo con pasar por delante unos segundos.

En fin, es uno de esos misterios que nunca tendrán respuesta. ¿Por qué le gustan tanto los bares? ¿Los recuerda de una vida pasada? ¿Seguirá colándose mucho tiempo? Ojalá le pudiera preguntar. Aunque a quien me gustaría hacerle un par de preguntas es a Rafita. Yo creo que el pobre no está del todo bien de la cabeza. Lo suyo con el collar y los padridos no es muy normal que digamos…

El ladrón peludo ataca de nuevo

Definitivamente, Gordi es un cabroncete de cuidado. Si es que cada vez que puede la lía en el campo. Y no hablo de los ladridos y las «salidas de tono» con Odín o los otros. Me refiero a la comida. Si el otro día ya dejó sin barbacoa a mi novio, hoy el que ha sufrido el robo de comida ha sido mi padre.

Cuando hacemos carne en el Campo, siempre solemos darle los huesos a los perretes, que se pasan toda la comida bajo nuestros pies. Pero hoy el que ha sido más listo ha sido Gordi. Mi padre andaba intentando darle un hueso a Rafita y a Kody cuando Gordi se ha colado por debajo de la mesa y con un estilazo tremendo se ha colado entre las piernas y con la pata ha tirado la panceta al suelo para comérsela. ¡Hasta el culo se ha puesto el bicho!

De verdad que nunca he visto a un perro que maneje tan bien la pata para acercarse la comida, y desde unos ángulos imposibles. Hay que tener un cuidado con dejar comida a su alcance… Y por supuesto no quitarle ojo ni un segundo. Fijaros, mi padre se ha girado a darle le hueso y al volver a fijarse en el plato le faltaba toda la carne.

En fin, que no podemos perderles de vista, que en un descuido nos dejan sin nada. Eso o los dejamos encerrados en la caseta para comer tranquilos. Qué poco respeto nos tienen a veces… (sobre todo Gordi).

El ladrón peludo ataca de nuevo

Definitivamente, Gordi es un cabroncete de cuidado. Si es que cada vez que puede la lía en el campo. Y no hablo de los ladridos y las «salidas de tono» con Odín o los otros. Me refiero a la comida. Si el otro día ya dejó sin barbacoa a mi novio, hoy el que ha sufrido el robo de comida ha sido mi padre.

Cuando hacemos carne en el Campo, siempre solemos darle los huesos a los perretes, que se pasan toda la comida bajo nuestros pies. Pero hoy el que ha sido más listo ha sido Gordi. Mi padre andaba intentando darle un hueso a Rafita y a Kody cuando Gordi se ha colado por debajo de la mesa y con un estilazo tremendo se ha colado entre las piernas y con la pata ha tirado la panceta al suelo para comérsela. ¡Hasta el culo se ha puesto el bicho!

De verdad que nunca he visto a un perro que maneje tan bien la pata para acercarse la comida, y desde unos ángulos imposibles. Hay que tener un cuidado con dejar comida a su alcance… Y por supuesto no quitarle ojo ni un segundo. Fijaros, mi padre se ha girado a darle le hueso y al volver a fijarse en el plato le faltaba toda la carne.

En fin, que no podemos perderles de vista, que en un descuido nos dejan sin nada. Eso o los dejamos encerrados en la caseta para comer tranquilos. Qué poco respeto nos tienen a veces… (sobre todo Gordi).

Día largo y concurrido

¡Campo, Campo! Como todos los domingos hoy hemos estado allí, pero con una diferencia. ¡Estrenamos temporada! ¿Que en qué se nota? Que en lugar de ser 3 o 4 personas allí (mi hermano no cuenta, que parece que le tenga alergia) nos juntamos el ciento y la madre. Y aunque ha sido un poco improvisada, ha sido un buen día de comilona al aire libre.

12 horas nos hemos pasado allí nada más y nada menos. Volvíamos a casa más allá de las 22:00. Se estaba tan a gusto… Y en esas horas ha dado tiempo a mucho. Ha dado tiempo a que Kody apareciera con el morro hinchado. Se ve que el pobre ha hecho la croqueta en el césped (qué raro, con lo «poco» que le gusta) y le ha picado una araña. Si es que es normal que le pique, se mete donde no debe. El pobre venía a rascarse contra la grava (a bruto no le gana nadie) y ha llevado un rato todo el hocico blanco. No os preocupéis, antes de volver a casa ya no le quedaba nada de hinchazón.

También han estado a punto de secuestrar a uno de los perros. Una de las parejas que ha venido hoy tiene una niña pequeña monísima con una lengua y un genio tremendos. Pues se ha emperrado en llevarse a Odín a casa. Claro, el único perro que le hace caso (con sus 40 kilos es el más manso de todos) e incluso lo «empaquetó» para llevárselo. Le montamos una tienda de campaña para que jugara y lo encerró dentro diciendo que se llevaba la tienda con el perro dentro. Al final conseguimos que dejara el perro y la tienda a cambio de unas plantitas de fresas.

Me vais a permitir unas palabras. Odín es un perro DE PRESA. Madre buldog inglés y padre… bueno, desconocido. Pero dicho por veterinarios es mezcla con otro perro de presa. Es una mala bestia en cuanto a fuerza. Puede tirar al suelo a cualquiera jugando, sencillamente echando las patas encima. Y qué decir que podría comerse literalmente a cualquiera de los perretes si quisiera. Pero es un trozo de pan.

Sabe con quien puede jugar a lo bestia y con quien no. A la niña no le ha echado las patas ni una sola vez. Cuando han venido personas mayores, tampoco. Le reñimos para que no nos lo haga a nosotros (duele, y en verano parece que salimos de una pelea con los arañazos), pero jamás se ha subido a alguien a quien no deba. Con todo esto quiero decir que un perro, por muy de presa que sea, será tal y como lo eduques. Odín nos podía haber arrancado un brazo de un mordisco si quisiera, pero jamás nos ha hecho daño ni jugando a mordernos los brazos y los tobillos. Los perros son tal y como se educan, y la raza poco o nada tienen que ver. Vaya, al final me ha quedado algo más largo de lo que pensaba.

Bueno, sigo con lo de hoy. A última hora hemos tenido la visita de unos vecinos, que no sé si os acordáis de la foto de la perrita dormida en la valla que os puse hace un par de meses, pero no desapareció, se la quedaron ellos. Y está enorme y preciosa. Claro, una perrita por allí dando vueltas ha tenido revolucionados a los perretes un rato largo.

En fin, queda oficialmente inaugurada la temporada de Campo 2014. A partir de ahora la mayoría de comidas en el Campo van a estar concurridas. ¡Y lo bien que lo pasamos! Sólo falta destapar la piscina dentro de poco y ya el pack completo. Y las obras… ya las iremos haciendo poco a poco.

Y más fiestas

Otra vez vuelve a ser fiesta. Madre mía, esta semana vamos a pasar más tiempo en el Campo que en el Pueblo. Y ya de mañana no puede pasar que coloquemos todos los cipreses que tenemos allí pendientes. Creo que hasta mi novio se va a hartar de cavar aunque mañana trabaje. Eso o se escaquea finamente y no aparece por allí.

No voy a extenderme mucho, hoy ha sido un día bastante normal. Realmente, lo único que se pueda destacar de hoy es que estamos convenciendo a un conocido para que se quede uno de los adorables cachorros nietos de Gordi. Me tienen desconcertada, porque si no he entendido mal hay otro más al que hay que buscarle casa. Todavía hay tiempo, hasta dentro de unas semanas no los separarán de la madre. Pero hay que buscarle una buena casa donde lo tengan como a un rey (vamos, como al resto de la familia).

Bueno, mañana a ver si el día acompaña y cojo algo de color mientras plantamos, que todavía no he conseguido quitarme del todo es «blanco nuclear» que vengo arrastrando del verano pasado. Es lo que tiene no haber tenido casi oportunidad de tomar el sol sin pelarme de frío o achicharrarme viva. Este año pienso lucir moreno sea como sea y no sólo en la marca de las chanclas.

Nuevos miembros en la familia

Hoy hemos salido a pasear con los perretes como todas las mañanas mi madre y yo. Resulta que ayer le dijeron a mi padre que Gordi ya es abuelo. ¡Menudo fiera es el hijo! En un descuido, pilló por banda a su propia madre y este es el resultado. Ha tenido 3 crías y justamente hemos visto a la dueña cuando entraba en su casa. 3 bolitas de pelo regordetas la mar de monas. ¡Si es que tan pequeñitos dan ganas de comérselos!

Como son tan pequeñitos todavía no se sabe a quién se parecerán cuando crezcan, pero el pelo es idéntico al de su madre. Con 3 semanas y todavía me caben en la palma de la mano. ¡Imaginaros! No he podido resistirme y hay una foto con dos de ellos. Si es que son una monada… ¡Mirad!

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¿A que son lindos? No estoy muy segura, pero creo que todavía andan buscando casa para una de las hembras. No creo que le cueste nada encontrarla, porque de verdad que enamoran.

El punto «mala baba» lo ha puesto el hijo de Gordi. No sé qué pasa con Kody, pero a ciertos perros no les cae muy bien. Para empezar, no quería entrar en la casa. Pero una vez dentro el fiera se ha ensañado con el pobre Kody (que tiene una paciencia de santo) y le ha dado unos cuantos mordiscos. Menos mal que todavía no le hemos cortado el pelo. Llorando ha salido.

Imaginaros el panorama, 7 perros por allí dando guerra mas los 3 cachorros. Los 3 nuestros, la madre (con un odio tremendo hacia cualquier macho que se acerca a menos de un metro de ella), el hijo de Gordi (hiperactivo a más no poder) y dos perros ya mayores. Un show. La visita ha tenido que ser corta, que no era plan de revolucionar la casa al completo.

Pues nada, la familia va aumentando aunque sea sin querer. Sólo espero que quien se quede con los cachorros sea de por aquí y poder verlos crecer como a los hijos de Gordi, aunque sea por la calle de vez en cuando. ¡Que Gordi ya es abuelo! Y por partida triple nada más y nada menos. Pobre perrita, con lo pequeña que es… y la mala leche que gasta no sé cómo el otro consiguió acercarse.

El hueso misterioso

Tal y como predije, tengo agujetas en las piernas. Al final no hemos empezado a plantar los árboles en su sitio, pero eso no quita que nos hayamos pasado 2 días haciendo faena. Por lo menos ya tenemos la cocina acabada y la caseta ya tiene un aspecto mucho mejor que hace un par de semanas. Y como hoy ha hecho un viento horrible, hemos decidido hacer el estreno de esta primavera.

Estábamos comiendo dentro de la caseta carne a la plancha mientras veíamos la cara de pena con la que nos miraban los perretes desde el otro lado de la mosquitera en la terraza. En un momento dado ha desaparecido el de mi madre y ha estado un buen rato desaparecido. Claro, al salir lo buscamos y nos lo encontramos debajo de una mesa comiéndose un hueso. Nadie le había dado ese hueso y era fresco. Así que buscamos de dónde lo había sacado. De repente nos vino a la cabeza a mi madre y a mí la chuleta de cerdo que se había quedado bajo la plancha para mantenerlo caliente para mi novio que tenía que llegar a comer. Efectivamente, el perro se la ha comido.

¿Cómo podéis explicaros que un perro ha sacado de un plato de debajo de una plancha que tiene un hueco pequeño y todavía quema una chuleta? Nosotras no hemos podido. ¡Era prácticamente imposible cogerlo sin quemarse! Al final mi novio ha tenido que comerse un bocata con fiambre. Ese perro cuando tiene hambre se vuelve un superdotado. Os juro que el plato seguía en el mismo sitio, y casi no cabe una mano para cogerlo. Vaya con el fiera…

En fin, creo que la próxima vez no vamos a dejar un trozo de carne sin vigilancia por difícil que sea el sitio o que pensemos que es seguro. Eso de que alguien se quede sin su parte porque el perro no es plan. Porque mi novio venía con poca hambre, si no se lo come de un mordisco. Para fiarse de los fieras solos…

Fase 1 completada

Tal y como estaba previsto hoy, fuimos al Campo. No hemos podido hacer todo lo que teníamos pendiente, los cipreses siguen en cubos. Pero el resto lo llevamos muy adelantado. Con deciros que he llegado a casa machacada creo que lo digo todo. Pero bueno, este fin de semana es largo y mañana volvemos a ir. El martes tendré agujetas hasta en las pestañas.

Sabéis que hace poco me regalaron para mi cumpleaños un nuevo collar antiladridos para Rafita. Pues hoy le hemos dado uso en otro perro. Odín, el perro que tenemos en el Campo, suele ponerse muy pesado ladrando mientras comemos para que le echemos algo. Hasta ahora no nos habíamos planteado ponerle el collar porque la correa no le llegaba (tiene casi tanto cuello como cabeza) pero el nuevo tiene correa suficiente, así que se lo hemos puesto un rato.

Efectivamente, se ha llevado varios calambrazos. Da igual el tamaño y raza del perro, el ladrido que suelta es el mismo y ya está bautizado como ladrido a lo Flanders. Y ya hay apuestas de que la próxima vez que intentemos ponérselo va a ser imposible. Que el perro no es tonto y ha captado que el collar «pica». De normal nos ronda durante toda la comida y nos ladra desde varios puntos a ver si nos desesperamos y le tiramos algo para él, pero después de un par de calambrazos se ha quedado muy relajado.¡Ni siquiera se ha acercado a la mesa!

Qué pena que no se pueda accionar cuando se acerca a la valla. No imagináis la de veces que mi padre ha tenido que repararla porque ha metido la cabeza debajo y haciendo fuerza se ha escapado. Cabezón como él solo el perro. Aunque consuela saber que es cuestión de la raza, se ve que lo lleva en los genes (aunque no se sabe a ciencia cierta de cuantos perros diferentes lleva).

En fin, mañana nos queda faena por hacer, aunque por lo menos la cocina ya está operativa de nuevo y dejará de ser obligatorio el bocadillo. Ya veremos cuantos agujeros nos da tiempo a hacer mañana antes de que los brazos dejen de responder.