Volvimos de Cordoba hace unos días, pero nos trajimos un “souvenir” (o como se diga) de recuerdo. Los tres volvimos con Covid a casa. No os preocupéis, no nos ha dado fuerte. Más allá de un poco de carraspera y tos no ha llegado. Roxu tuvo un par de días con mal cuerpo, pero tampoco fue nada grave. Míniyo ni se ha enterado, se ha pasado esta última semana dando guerra. Claro, encerrada en casa sin poder salir a quemar energía, los últimos días han sido intensos.
Han sido unos días de relax en casa, y la verdad es que no me han venido mal. El ritmo que llevaba antes de irnos me tenía agotada, y pillar algo de pilas me ha sentado genial. A partir de mañana vuelta a la rutina, trabajando en el sushi y en el taller a la vez.
De Cordoba me llevo el haber estado con Miniyo de turistas, y ver que ya empieza a disfrutar algunas cosas que no sean jugar con la tablet o en un parque. Ahora, mañana cuando tenga que madrugar para ir al cole lo va a pasar mal. 15 días asilvestrada van a pasar factura. A decir verdad, no se quien va a pasarlo peor, si ella o yo. Bufff… que mal llevo madrugar. Nunca me ha gustado, y creo que no voy a acostumbrarme en la vida. En fin, solo me queda el consuelo de que dentro de unas semanas llegarán las vacaciones de Semana Santa. Hasta entonces, a aguantar el tiron.