De vuelta a la rutina

Volvimos de Cordoba hace unos días, pero nos trajimos un “souvenir” (o como se diga) de recuerdo. Los tres volvimos con Covid a casa. No os preocupéis, no nos ha dado fuerte. Más allá de un poco de carraspera y tos no ha llegado. Roxu tuvo un par de días con mal cuerpo, pero tampoco fue nada grave. Míniyo ni se ha enterado, se ha pasado esta última semana dando guerra. Claro, encerrada en casa sin poder salir a quemar energía, los últimos días han sido intensos.

Han sido unos días de relax en casa, y la verdad es que no me han venido mal. El ritmo que llevaba antes de irnos me tenía agotada, y pillar algo de pilas me ha sentado genial. A partir de mañana vuelta a la rutina, trabajando en el sushi y en el taller a la vez.

De Cordoba me llevo el haber estado con Miniyo de turistas, y ver que ya empieza a disfrutar algunas cosas que no sean jugar con la tablet o en un parque. Ahora, mañana cuando tenga que madrugar para ir al cole lo va a pasar mal. 15 días asilvestrada van a pasar factura. A decir verdad, no se quien va a pasarlo peor, si ella o yo. Bufff… que mal llevo madrugar. Nunca me ha gustado, y creo que no voy a acostumbrarme en la vida. En fin, solo me queda el consuelo de que dentro de unas semanas llegarán las vacaciones de Semana Santa. Hasta entonces, a aguantar el tiron.

Al pie del cañón

Pues aquí estoy, con un sueño que no me aclaro y con la certeza de que si me tomo un café me voy a tirar sin dormir hasta las tantísimas (de mañana). Estamos ofreciendo desayunos a la gente que viene al gimnasio por las mañanas (mi local está DENTRO de un gimnasio) y luego para comer y cenar sushi. No me quejo, está mereciendo la pena el esfuerzo y cansancio. Y van haciéndome encargos incluso por adelantado. Me hace mucha ilusión que la gente valore tan bien mi trabajo, es gratificante. El único punto malo de todo esto es que veo menos a la peque, pasa el día con mi madre, e incluso se queda algún día a dormir. Un rato por la tarde está conmigo, pero no todo lo que estaba antes. Lo que me consuela es que le encanta estar con su abuela. Y a la abuela se le cae la baba con ella, aunque a veces sature (¿o no, mami?).

Si alguien me llega a decir hace 3 meses que hoy estaría así, no me lo hubiera creído. Hasta hace no mucho jamás se me habría pasado por la cabeza llevar un negocio, y menos de hostelería. Porque una cosa es ayudar a Roxu con el taller, y otra muy distinta es tener que llevarlo yo. Y aquí estamos, cuando tengo un hueco y lo necesitan voy a echar un cable, y cuando Roxu termina su jornada se viene a echarme un cable a mí (o a hacerme compañía, que también se agradece). En fin, me toca ponerme en marcha. Volveré pronto.

¿Retomando la vida?

Cualquiera diría que no ha habido pandemia si no fuera por las mascarillas. Si no fuera por eso, sería como si el mundo hubiera quitado el “pause” que se impuso hace año y medio (que rápido pasa el tiempo). El restaurante que hay frente a casa vuelve a estar hasta arriba de gente, y les dan las tantas charlando y riendo en la terraza a un volumen bastante molesto. Va llegando el verano, y se nota. Yo no sé cómo será en otros pueblos/ciudades, pero aquí se ve mucha matrícula extranjera y mucho coche de alta gama que no es habitual. Y nosotros volvemos a tener visitas en casa. Todo está más o menos como antes de que todo empezara.

Y está siendo una época ajetreada, vivo con la continua sensación de que necesito días de 36 horas, aunque estoy segura de que si tuviera todas esas horas, seguiría sin llegar a todo. Y rutina, sobre todo mucha rutina. Cuando me vengo a dar cuenta ya han pasado varias semanas. Parece que fue ayer cuando Miniyo empezó el cole y ya vamos a empezar la última semana del curso.

En fin, pinta ser un verano movidito entre unas cosas y otras. Espero que no vuelva a pasar un mes hasta que vuelva por aquí.

La sonrisa

Vivimos junto a una plaza en la que hay un parque infantil. Desde la mitad de las ventanas de la casa se ve el parque, el mismo que Miniyo ha estado viendo durante el último año a diario, haga sol, llueva, precintado, con niños jugando… Y me he negado a llevarla porque 40 o 50 críos corriendo mientras los corrillos de padres se ríen sin mascarilla (excepto cuando pasa el coche de policía) no me parecía del todo seguro. Y esta semana le prometí que bajaríamos a la plaza a jugar con el patinete, aunque no podría subir al parque. Nada más llegar el cole la llevé a jugar, y cuando estábamos a punto de irnos a casa se encontró con dos compañeras del cole que sí que estaban jugando en el parque. Miniyo me pidió que la dejara ir a jugar con ellas al parque, y como quedaban pocos minutos para irnos decidí que podía ir a jugar, siempre y cuando al salir del parque se lavara bien las manos y no se tocara la cara con las manos sucias. No imagináis la sonrisa que se le puso en la cara cuando pudo TOCAR el parque. Se acercó despacio con las manos extendidas y lo tocó en uno de los pilares despacio. Luego ya se dispersó y empezó a correr con las otras niñas. Pero la cara que puso no se me olvidará. Un año privada de parque, un año que ya no va a volver. Pero bueno, cruzo los dedos para que esto acabe ya pronto. Miniyo ha pasado una cuarta parte de su vida confinada, como mucho va al cole o a casa de su abuela cuando yo tengo que trabajar. Demasiado bien se lo están tomando los niños. Más de un adulto debería tomar ejemplo de ellos. Y seguro que alguien más ha pensado en ello, pero los hay que quedaron encerrados en casa con 16 años y el día que se pueda volver a salir «con normalidad», van a ser ya adultos. En fin, es lo que hay de momento.

Por cierto, el otro día le preguntamos a Miniyo «qué tenían las niñas» (ha estado estudiando el cuerpo humano) y su respuesta fue contundente: RAZÓN. Ahí lo dejo.

Respuesta inesperada

Miniyo lleva días canturreando por la casa una canción. Pero no una cualquiera, es una que se ve que le ha salido en YouTube algunas veces y, como decirlo, la letra es más simple que el mecanismo de un chupete. Aquí la mini moza se pasa el rato con un “dame tu cosita” pegando vueltas allá donde va. Si, lo sé, la canción no es que sea precisamente para niños. En su defensa diré que casi con toda seguridad la enana vea ese vídeo por el bicho verde que baila y menea el culo (que ya empieza a imitarlo) y realmente es lo único que se ve. Bien. Como yo soy así, hoy la he pillado en la cocina cantando y bailando, y no he podido resistirme y le he preguntado por “la cosita”.

– ¿Y qué cosita es esa de la canción?

Con una sonrisa de oreja a oreja levanta su puño cerrado y con mucho misterio le da la vuelta y lo abre despacio para enseñarme… !un clip! Dice que la cosita de la canción es un clip, porque es pequeñito y plateado. Toma lógica de la buena….

En fin, imaginación no le falta. Como el otro día, que el en coche teníamos calor y después de decir yo que “me estaba asando como un pollo” aquí la doña contestó que ella prefería lomo. La verdad es que no sé si en este caso sería imaginación o directamente hambre. Con este bichito no te aburres nunca.

Día 1 fase 1

Bueno, vivimos en una de las zonas en las que la fase 1 ya ha comenzado. Y repito lo que dije hace unos meses: POCO NOS PASA. Hoy el pueblo era un cachondeo. La gente en corrillos apiñados unos contra otros en cualquier escalón, las mascarillas casi inexistentes, una cantidad de gente en la calle como si nada que no es ni medio normal. Ya os digo yo que como la gente no se tome en serio esto, nos volvemos para atrás. Pero bueno, no voy a seguir con el tema. Ya bien habréis visto como está patio por ahí.

En cuanto a mí, sigo arreglando el jardín del balcón, y y casi lo tengo a mi gusto. Me encanta salir y ver cómo van evolucionando poco a poco. Con alguna baja ocasional, pero en general todas con buena salud. Esta ha sido una de las últimas adquisiciones.

Pequeña piracanta en flor

Y la verdad es que me encantaría encontrar gente de la zona que le gustara esto. No es una afición que tenga mucha gente. Tengo muchos proyectos y experimentos en los pocos metros de los que dispongo. Pocos, si. Pero bien aprovechados.

Mi pequeño jardín

En fin, de momento a seguir cuidando plantitas y evitando que Miniyo me las pode en un descuido. Que peligro tiene…

Domingo eterno

Llevamos en casa desde que llegamos del viaje Miniyo, Miniroxu y yo. Roxu sale a trabajar (de momento es nuestro único ingreso, ya os contaré) y a comprar, pero nosotras no salimos. Y tenía que contaros que me sorprende la capacidad de razón de una niña tan pequeña. A ella le contamos que no podía salir de casa porque hay un virus suelto y hasta que no lo atrapen puede pillarnos si nos ve por la calle. Cada tarde, cuando oye los aplausos y ve los coches de policía por la calle, pregunta si ya lo han atrapado con una sonrisa en la boca, y cuando le digo que no mira al parque que tenemos frente a casa, para ver si sigue precintado. Ella sabe que no puede bajar al parque, y no pregunta. Pero todas las mañanas pregunta si hay cole. Cuando le digo que no siempre responde «entonces todavía no han pillado al virus…». Solemos pasar el día entre juegos, disfraces y pelis de Frozen mayormente. Para ella siempre es Domingo.

En cuanto a mí, estoy haciendo todo lo que no he podido hacer durante meses, proyectos abandonados, poner al día mis plantas (se han desmadrado bastante el tiempo que he estado fuera), y seguramente algún bizcocho, tarta o galletas caigan estos días. Y por fin he podido terminar la web provisional de nuestro pequeño (de momento) proyecto. Me vais a permitir que haga un poco de publi aquí, de momento es el único ingreso que tenemos.

Con todo el ajetreo que han supuesto los últimos meses, no había podido contar nada por aquí, pero a finales de Noviembre Roxu se fue a trabajar por su cuenta. En la empresa en la que estábamos (bueno, yo de momento «estoy») no le dejaban avanzar en las reparaciones complejas que él llevaba y al final acabó montando su propio laboratorio. Él hace las reparaciones que en otros sitios no son capaces. Repara las placas de los teléfonos, problemas que no son tan comunes como una pantalla o un conector de carga roto (aunque también si se tercia). Móviles mojados, tablets, ordenadores… Todo a domicilio. Si tenéis algo que os han dado por «irreparable» y queréis info de lo que podría costar, aquí tenéis la web disponible:

www.elmedicodelosmoviles.es

Bueno, de momento me voy a hacer unos ricos macarrones que hay de menú hoy para Miniyo. Todo esto si las gatas se me bajan de encima, que están con una falta de mimos desde que volvimos… en cuanto nos sentamos, encima. Mañana más.

Drama Queen

Domingo por la tarde de pereza. Después de un rato viendo la tele le llevamos la contraria a la peque, quiere coger en brazos a los gatitos (¡la familia ha aumentado!) y no le dejamos. Se enfada. Hasta aquí todo normal. Entonces es cuando sale la «reina del drama» que tenemos viviendo en casa. «Pues me voy castigada». Se baja de la cama cabizbaja, se va a su cuarto y cierra la puerta mientras va sollozando de una forma dramática (que al menos a mí me resulta de lo más cómica) y totalmente fingida. En ese momento se desata del todo su vena artista (no tiene otro nombre) y se escucha a través de la puerta un discurso que si no fuera porque estaba yo allí también, no lo hubiera creído. «¡NADIE ME QUIERE! ¡QUE SOLA ESTOY EN ESTA CASA!» Roxu y yo nos quedamos de una pieza mientras nos soltaba esto entre lagrimas fingidas (que a estas alturas borda como buena actriz que es). Recordemos, solo tiene 3 años…. Esto promete.

Nueva rutina

Hemos sobrevivido a una semana con la peque con virus. Una semana completa con fiebre y dolor de barriga que nos ha traído de cabeza. Y no solo ella, al final hemos acabado varios enfermos en casa. Y esta semana ha empezado fuerte. A parte de pasar de un calor terrible a necesitar una manga finita, la peque ha empezado el cole. Sin adaptación ni gaitas, a la espartana. No paro de pensar que el tiempo pasa muy deprisa. Hoy me ha tocado buscar unas fotos de ella cuando era bebé, y madre mía, parece mentira lo que ha crecido desde entonces. Y ahora ya coge su autobús por las mañanas hasta el cole.

En fin, ya os contaré un poco más de esta primera semana, que ya es algo tarde y con el sonido de la lluvia me está entrando sueño. Y mañana no hay cole, así que podré dormir Ikea poco más que estos días atrás.

Se nos hace mayor

Hoy hace 3 años que Miniyo llegó a la familia. 3 años que se han pasado volando y en los que no ha parado. 3 años haciéndonos reír o sacándonos de quicio, según toque. Con su mala baba y su sonrisa a partes iguales. 3 años que no cambiaría por nada. Por ti, pequeña. Y por vivir 100 más a tu lado. ¡Felicidades!