Viaje en el tiempo

Ayer, tras días y días de negociaciones y planes, conseguimos quedar algunos compañeros de cuando íbamos al colegio. Vi a gente que hacía muchos años que les había perdido la pista. A algunos puede que más de 14 años que no los veía. ¿Y sabéis una cosa? La gente no cambia. Fue como volver a ver a aquellos adolescentes que nos juntábamos en el patio del instituto a saltarnos las clases cuando hacía buen tiempo. Si, la mayoría tienen ya su familia, están casados, tienen negocios… pero no han cambiado tanto como podría parecer.

Nos fuimos de tapas (la verdad es que lo que viene siendo la comida era lo de menos) y estuvimos de cháchara en un bar hasta que empezó a quedarse vacío. En ese punto nos fuimos a tomar algo. Madre mía. Casi a las 4 de la madrugada volvía a casa. Ya no recuerdo cuando fue la ultima vez que salí hasta tan tarde, y mucho menos a bailar y tomar un par de copas. No lo echo de menos, esa época ya ha quedado atrás. Y la verdad es que en el último lugar que estuvimos estaba demasiado lleno de gente como para disfrutar, al menos para mi gusto. Lo que son las cosas. Antes buscábamos el local más abarrotado y ruidoso que hubiera para quedarnos un rato, y ahora es todo lo contrario. Eso si, lo pasamos genial.

Lo único que puedo decir que no me haya gustado es que por mucho peso que haya perdido (a kilo y medio estoy de volver al punto «antes de Tailandia») sigo siendo la gordita del grupo. Ellas monísimas y delgaditas. Yo… bueno, con mi lorcilla imposible e intentando disimularla como fuera. Es lo que hay, de momento me acompaña allá donde vaya.

En fin, la enana me habrá dejado dormir unas 5 horas y ya ando pegando cabezazos. Uff… ya vuelve a ser lunes y yo con horas de sueño de menos. Pero bueno, siempre se ha dicho que sarna con gusto no pica. A la próxima más y mejor.

Domingo de fallas

Estamos en plenas fallas, disfrutando lo que podemos (o nos apetezca, según el día) del ruido, el ambiente, y todo lo que nos apetece. Pero no se está realmente en fallas hasta que no has hecho cola 50 minutos para comprar «bombetas» no son fallas de verdad. 50 minutos. Ayer estuvimos ese tiempo haciendo cola en la calle para entrar en la única tienda del pueblo que vende petardos y derivados. Y hoy hemos vuelto, aunque más tarde que ayer, y estaba vacía la tienda. Lo que es ir a una hora que no es la habitual. La enana lleva 36 cajas de bombetas compradas y gastadas…. unas 12. Con suerte le van a llegar hasta que quemen las fallas. Porque hoy se ha dedicado a ir tirándolas por la calle una tras otra, a veces a puñados cuando veía que no daba a basto. Y con la fuentes de luz… ha alucinado. Y como ve que los otros niños las saltan, ella también quería. Estaba la calle llena de gente. Entre falleros de fiesta y gente paseando, estaba hasta arriba. Con lo de la entrega de premios estaban todos por ahí vestidos y la enana a las falleras las llama princesas. Le encanta los trajes que llevan, y se queda embobaba mirando.

Bueno, mañana toca trabajar. Aunque gran parte del pueblo ande de fiesta, a algunos nos toca seguir trabajando. Ganas… pues no muchas en estos momentos. Pero el martes es festivo, así que solo va a ser un día y volveremos a tener fiesta.

PD: ojo que la gata del visillo os tiene a todos vigilados.

Día 2, Bangkok

Bueno, nuestro segundo día comenzó con una visita al Centro Comercia Pantip Plaza Pratunam. La particularidad de este centro comercial es que está dedicado a la electrónica. Pasillos y pasillos de tiendecitas dedicadas a la electrónica. De todas las marcas, conocidas y no tan conocidas, y con todas las opciones. Reparación, venta, accesorios… más o menos de 2 o 3 metros cuadrados la mayoría, quitando a las grandes marcas que tenían una tienda de tamaño «normal». 7 plantas con todo lo que puedas necesitar organizadas según lo que ofrecían. Reparación de Moviles, de portátiles, de impresoras, venta de dispositivos nuevos…

Como este, un montón de pasillos. A esas horas todavía no había nadie, pero luego empezó a llegar gente.

Perdí completamente la noción del tiempo ahí dentro.

Después de comer nos fuimos a por lo segundo más típico después de los masajes (que también nos dimos) los trajes a medida. El primer día fuimos a encargarlo para la boda (que ya os iré contando más adelante) y nos citaron al día siguiente para la prueba. Allí estábamos, ni 24 horas después de que miráramos las telas y le cogieran las medidas a Roxu y ya lo tenían casi listo. A falta de ajustarle un poco la chaqueta, ya tenían listo el pantalón y las camisas. ¡Que eficiencia!

No eran los más baratos (luego os explico un poco más del tema) pero fueron muy eficientes y profesionales. Quedamos encantados con el resultado. Os enseño una muestra de una de las camisas, que quedaron genial.

Vale, ahora os explico lo del precio. Mi madre trabaja (si, mamá, si tienes un sueldo y horario es un trabajo, no echar una mano) en una costurera y dice que le han llegado muchos trajes hechos en Bangkok que luego hay que arreglarlos muchísimo y ni aún ni así quedan del todo bien. Claro, ves carteles que anuncian trajes completos por 100€ en 24 horas, no me extraña que luego te den lo que sea y como sea. El nuestro se tomó algo más de tiempo, pero mereció la pena. Siempre se ha dicho, lo barato sale caro. Aún y así, no siendo de los baratos, nos costó menos de la mitad de lo que nos pedían por uno parecido (con menos repertorio de colores) en el pueblo.

Tras descansar un rato en el hotel, nos fuimos a cenar a la zona de Soi Cowboy. No diré que no sabía lo que había en esa calle, pero no imaginaba que estuviera todo tan expuesto. Muchas chicas en la puerta de los locales en bikini o ligeras de ropa captando clientes con una chapa numerada. En ese momento me di cuenta de que a penas había visto tatuajes desde que había llegado allí. Solo las chicas que trabajaban en esos locales van tatuadas. Imagino que alguna que otra también tendrá tatuajes, pero no se veían por ninguna parte.

Cenamos cerca y después de la cena volvíamos por la calle de los locales de fiesta. Una de las manager que había en las puertas (vestida de traje con el pelo corto) nos convenció para entrar. Lo que nos encontramos no me lo esperaba. No sé cómo explicarlo de una forma… un poco más delicada. Había una mujer vestida nada más con la parte de arriba de un bikini disparando con una cerbatana a unos globos atados sobre la barra. No era con la boca. Y oye, hay que admitir que tiene su mérito, esa puntería no la tengo yo ni con las dos manos. Menos todavía con la parte de cuerpo que lo estaba haciendo ella. No contenta con esto, cuando los explotó todos empezó a disparar al público pelotas de Ping-pong. A estas alturas quien no lo hubiera cogido ya tiene que tener claro con qué las lanzaba.

Nos acosaban de continuo para que bebiéramos más, para que invitáramos a las chicas, en fin , para que consumiéramos y nos gastáramos el dinero. En un descuido de la mujer que vigilaba, nos fuimos para el hotel. A dormir que al día siguiente nos esperaba un día duro (aunque Roxu no era consciente de ello)…

Cansancio post-fiesta

Estoy rendida. No paro desde hace días, y encima ahora el fin de semana se me ha acortado a la mitad. Sin ir más lejos, el único día libre lo he pasado celebrando mi cumpleaños por todo lo alto en el campo. Cansada no, lo siguiente. Pero lo pasé genial. Buena compañía, buena comida… Fue un día redondo. Gracias a todos los que vinisteis, me hicisteis pasar un gran día. 

Pero hoy ya empezamos otra semana. Por delante quedan 5 días más de trabajo (me canso solo de escribirlo). Si e que yo necesito unas vacaciones de verdad…

El silencio no siempre es bueno

Llegaron las fallas. Oficialmente ya estoy hasta el moño de petardos, y todavía quedan por delante unos cuantos días que aguantar. ¿Sabéis quién está disfrutando de la fiesta? Miniroxu. Es la primera vez que vive las fallas (vienen del norte) y ha descubierto lo divertido que es tirar petardos. Corrijo, lo divertido que es hacer maldades con los petardos. No inventa una buena. Menos mal que por lo menos pregunta si se puede hacer antes de tirarlos. Pero es agotador. El niño preguntando si puede tirarlo/ponerlo/lanzarlo/colarlo en algún sitio, yo le digo que no e intento despistarlo con algún otro sitio menos destructivo/molesto. Entonces viene el padre y lo hace. Exactamente lo que le he dicho que no al niño. Así petardo tras petardo. Aunque casi prefiero eso a que esté callado. 

El último momento de silencio ha costado casi 40€. 10 minutos callado en la habitación de al lado y cuando nos hemos dado cuenta se ha fundido los petardos que tenía para 4 días en 2 horas. Había cogido la bolsa de petardos y había bajado a la calle mientras dormíamos la siesta. 700 petardos en 2 horas. No sé siquiera cómo le ha dado tiempo. 

En fin, qué se le va a hacer. Va a tener que aguantar hasta el jueves, que antes no vamos a poder ir a por más. Si es que no se me puede dejar solo…

San Valentín anecdótico

Y ayer fue San Valentín. Fue una noche entretenida. Fuimos a cenar a un restaurante al que no había ido nunca, y la comida estaba buena. Lo malo es que las raciones fueron ligeramente escasas. Vamos a ver. Que somos dos personas con bastante fondo. Eso de comer un par de tapitas… Acabamos en el Burguer King comiendo helados. Eso sí, lo que nos reímos a costa de la cena no tuvo precio. 60€ por 4 tapas… No fue una recomendación muy acertada, pero bueno, lo disfrutamos igual. Aunque debimos ser bastante transparentes, porque al pagar el camarero añadió la coletilla «hasta la próxima si es que la hay». Para la próxima, que no borren a rotulador el «precio por persona» del menú. Que no importa el precio, importa el hecho de que nos quedamos con hambre.

Pero no fue la única sorpresa del día. A medio día fui a la peluquería para estar mona y me tocó volver a peinarme antes de salir de casa. Los 35€ peor invertidos. Ahí no vuelvo.

En fin, el camarero no se equivocaba, porque no volvemos ni equivocados. Para pasar hambre, tengo mil sitios en los que se come más barato. Las palabras «filetón» y «pulpo a la brasa» no deberían haberlas puesto. Ni era un filetón de atún, ni el pulpo se podía considerar una tapa, más bien un «toping». Es que en el día de San Valentín hay gente que se pasa tres pueblos. Menos mal que no todos son así.

Víspera

En unas horas empezará oficialmente San Valentín. Hacía años que no lo celebraba. Ahora mismo que yo recuerde… Buff… Ya ni me acuerdo. Pero un mínimo de 6 seguro. Ya ni me acordaba de esto. ¿Y sabéis lo peor (o mejor, según se mire)? ¡Que Roxu se me ha adelantado! Me ha regalado un colgante y un reloj preciosos. Y ahora me siento culpable porque todavía no he tenido tiempo de ir a recoger su regalo con el horario de trabajo que yo tengo. ¡Y mañana me quiere llevar de cena! Ya no recuerdo si quiera la última vez que me arreglé para una cena de San Valentín…

Que vale, hay gente que dice que es un invento para vender más. Pero a todos nos hace ilusión un detalle. ¿O me equivoco? Que tampoco es necesario una millonada par regalar ese día. Un pequeño gesto puede significar mucho y valer muy poco.

En fin, mañana voy a volver a celebrar un día que aunque haya gente que esté en contra, a mí me gusta. ¡Ya os contaré mañana!

De cena cumpleañera otra vez

Hoy hemos tenido cumpleaños. Y no sé si es que yo me inspiro en esos momentos en los que llevo prisa o qué, pero hoy me entró la neura de cortarme el pelo mientras esperaba a mi novio que todavía no había llegado de trabajar.

Una hora me he tirado cortando pelo y cuando he mirado el lavabo me ha dado hasta miedo. ¡Menudo matojo me he quitado de la cabeza! No me lo he dejado corto, de hecho el largo es el mismo solo que muy escalonado. Pero como ahora tiene menos peso se me riza más. Hay que ponerse fresquita de cara al verano.

Y luego de cumpleaños a lucir peinado. Yo os juro que he empezado bien la cena comiendo ensaladita (que me encanta) pero cuando han llegado los postres me he perdido. 3 tartas diferentes (una de ellas hecha por mi) y a cuál más rica. Menudo hartón de dulce más tonto me he dado. Esto se me va al culo fijo, pero un día es un día. Ya tendré tiempo de cortarme otro día. ¡Y que viva la dieta!

Ha sido una cena muy divertida, bien regada de sangría (eso no puede faltar en ninguna fiesta, qué pena que yo no la beba) y muy divertida (quizá la sangría ayudara). Y como ha sido tan movidita hoy me vais a permitir que sea breve, que entre que hemos llegado algo tarde y que el ordenador cada día se me resiste más acabo pasando por aquí a las tantas. Todavía no le he pegado ningún cabezazo al portátil hoy, pero no descarto que pase en breve.

Tensión por la calle

Carnaval carnaval… Hoy es la noche de carnaval y hay fiesta por todos lados. Sin ir más lejos hoy tenía un cumpleaños, pero mi novio ha llegado tardísimo de trabajar (ha doblado turno) y al final no hemos podido ir. Me sabe mal, pero no era plan de dejarlo en la calle sin llaves o hacerlo esperar un rato a que yo llegara a casa.

Cuando ha llegado mi novio hemos bajado a los 3 fieras unos minutos y de verdad este ha sido uno de los paseos más tensos que han tenido los perretes. Si ya de normal se ponen como una moto cuando alguien va con gorro, capucha o similares imaginaros cuando llevan cosas en la cabeza mucho más grandes o raras. Un ejemplo, ha pasado un chico vestido de vaca y no se lo han comido de milagro. Que yo sé que no está bien que lo hagan, y los corrijo siempre. Pero a veces me resulta gracioso ver a un fiera de 4 kilillos escasos enfrentarse a una persona como si le fuera a arrancar la cabeza de un mordisco. Tenemos un cachondeo mi madre y yo con los «asesinitos»…

Y hablando de disfraces. Mi hermano sí se ha disfrazado. Imaginaros un tío de casi dos metros vestido de bebé con un traje rosa. Pues ahora multiplicarlo por 6. Habría que ver la cuadrilla al completo con el traje y paseándose por ahí. Prometo que si consigo una foto y el permiso de los protagonistas os la cuelgo, que me juego lo que queráis a que no tiene desperdicio. Se han ido a uno de los carnavales más grandes de la zona. Todo un pueblo se llena de gente de gran parte de la provincia, así que la van a liar segurísimo. Mañana se va a acordar de la resaca y del vodka de Mercadona.

En fin, para mí ha sido una tarde de «peli y manta» con la aguja en la mano como cualquier otra. Ya tendremos tiempo de fiestas en un futuro. Y mañana si llueve creo que va a ir por el mismo camino, que tendremos todo el Campo embarrado y no es el mejor día para ir. Me prepararé el repertorio para mañana por si la tele vuelve a poner pelis que no me gustan…

Que viva el derroche. Digo… el compañerismo

Hoy, en la empresa de mi novio, se ha celebrado el cumpleaños de uno de los trabajadores que cumplía los 50. Ha tirado la casa por la ventana y ha llevado un «picoteo» (o también llamado comilona para llevar) para todos los trabajadores que han ido hoy. No peséis que la empresa es pequeñita, que hoy habrían unos 100 trabajadores por la mañana. Así que el cumpleañero ha tenido que desembolsar una cantidad importante de dinero para poder invitar a todos sus compañeros. No se lo que cobrará, pero seguro que mucho más que mi novio, eso os lo aseguro.

Encurtidos, pan llamado sehle (o algo así), esas rosquillas que parecen un lazo, un paté de esos que se hacen caseros de carnicería, bebida… Vamos, un GRAN desayuno. Yo no se que cantidad de comida habrá llevado a la empresa, pero a un par de compañeros suyos y a mi novio, que hoy ha salido de los últimos por haber tenido ayer turno de tarde, les han dicho que podían coger lo que quisieran para traerlo a casa, que lo que se quedara se iba a tirar porque para el lunes estaría malo. A mí siempre me enseñaron que la comida no se tira, y a mi novio también, así que ha aparecido cargado por casa.

Se ha traído unos panes (casi como media barra cada uno), unas rosquillas y paté del bueno. ¡Menuda comilona nos hemos pegado! El pan ligeramente salado con unas pepitas encima, muy rico, hasta para comerlo solo. Se ha traído 4 barritas y no han quedado ni las migas. Junto con el paté, han sido una gran comida y cena la que nos hemos pegado hoy.

La verdad es que cuando lo he visto llegar con una bolsita de las que yo uso para recoger los regalitos de los perros pensé que habría encontrado algo en el coche que no debería estar ahí. Lo que no imaginaba es que hubieran unas 15 rodajas de paté perfectamente envueltas. Resulta que era lo único que tenía a mano para traérselas y ni corto ni perezoso se lo ha traído en una bolsa en la que a un lado pone cómo hay que recoger los regalitos.

Espero que hayan más cumpleaños como este, que incluso nos ha quedado paté para congelar en vistas de que hoy ya no nos entraba más. Nos ha ahorrado la comida de todo un día y me ha dado la oportunidad de probar productos que de otra manera tardaría mucho en probar debido al precio. ¡Y que cumplan muchos más!