Y ya llegamos a nuestro último día de este viaje. Como no podía ser de otra forma volvimos a comer al primer sitio de plancha al que vinimos a parar. He buscado la receta de la salsa que no es nada complicada así que casi con toda seguridad lo intentaré en casa. Solo me falta averiguar qué son esa especie de “crispis” que lleva (me dijo el nombre la camarera, pero no lo recuerdo y en Google no aparecía). Acabo de volver a ver el vídeo que grabó Roxu y le llama aketama, pero yo no he sido capaz de encontrarlo por ninguna parte. Nos pusimos como el kiko y a empezar el día.
Yo tenía en el maravilloso planing que hice antes de salir de España como visita “obligatoria” el ayuntamiento de Tokio. Tiene un mirador bastante alto y es gratis, que más se puede pedir. Lástima que nos pilló un día con lluvia y enturbiaron un poco las vistas, pero no dejan de ser impresionantes.
A 40 pisos de altura está el mirador. No son los 300 metros del de Osaka ni el ascensor es tan espectacular, pero no lo desmerece ni un poco.
Encima era algo así como el día del espontáneo y había gente tocando el piano allí mismo. Luego subo un vídeo para que veáis las vistas con el piano de fondo.
Al bajar vimos que en la entrada había una oficina de turismo, y muy amablemente una chica nos dio una guía (más otra que encontramos al salir de la parada del metro) y estuvimos hablando un poco con ella en español. Primera vez que nos encontramos con alguien japonés que hablara nuestro idioma. Ahí llevo las guías para nuestro futuro viaje de vuelta. Porque habrá viaje de vuelta, no sé cuando pero lo habrá.
Como consejo daría que si alguien viene de nuevas a Japón y empieza por Tokio que primero haga una visita al ayuntamiento viniendo en metro.
Ya por última vez volvimos a Akihabara para hacer algunas compras más. Al final hemos tenido que comprar una maleta grande para volver con todas las tonterías que nos hemos traído. El cargamento de families no ha sido poco precisamente. Aquí os dejo hoy con la foto de una autocaravana que estuvo aparcada junto a la casa que nos hacía de hotel.
Ahí donde la veis es más pequeña de lo que parece. Tendrá de alto sobre 1,6 o 1,7m de altura aproximadamente. En realidad muchísimos coches tienen este aspecto, muy cuadrados y chiquitines. Coches “normales” hay, pero según la zona abundan más los de pin y pon que les llamamos. Y esto tiene su explicación. En Japón antes de elegir coche necesitas tener donde aparcarlo. Un trocito del terreno de tu casa que haga de parking, uno público… pero no puedes aparcarlo en la calle. De hecho los pocos coches que había en la calle eran en parking de esos con temporizador que van con monedas. Primero tienes que ir al ayuntamiento a solicitar que alguien venga y mida tu parking. Cuando ya tienes ese papel vas al concesionario y te muestran que coches entran dentro de esas medidas. Alucinante es poco. Me los imagino al venir ellos a España por ejemplo que la gran mayoría aparcamos en la calle. Ojalá tuviéramos plaza de parking.
Bueno, se nos acabó el tiempo en Japón. Es hora de volver a casa y repartir esa maleta cargada de cosas.