Semana pre-veraniega

Pues no pude ponerme al día el lunes, así que aquí vengo hoy. El sábado hicimos «noche temática», cocinamos varios platos del libro de cocina que nos dieron en el curso de cocina que hicimos en Chiang Mai. Y a pesar de que éramos 7 aquella noche, no hay ni una triste foto. Nada, no ha quedado nada más que un par de tupers en la nevera (que por cierto debería quitar ya, antes de que le salgan patas). Pero imagino que en breve haremos algún plato aunque sea suelto. Mmm… me acaba de apetecer la sopa de pollo en leche de coco. Suena raro, y la pinta igual no es la mejor, pero está… Voy a dejar de hablar de comida o tendré que asaltar la nevera.

Lo que llevamos de semana, bueno, va bien. Sin estrés en el trabajo, pero sin parar. Como ahora voy al gim por las mañanas me voy notando el paso de la semana. Y mañana… ¡de concierto! Y el sábado… ¡actuación! Así que mañana va a ser un día muy largo. ¡Ya os contaré el concierto de Alejandro Sanz!

Chiang Mai día 2

Hoy hemos empezado el día con una clase de cocina. Una chica (soy terrible con los nombres) muy simpática y alegre nos ha recogido en el hotel a las 8:30 de la mañana para llevarnos al mercado a comprar lo necesario para cocinar lo que entraba en la clase. En total 5 platos Roxu y 5 yo. He de decir que pensé que sería mucho más complicado, pero lo básico es realmente sencillo de hacer. Lo único que se necesita para cocinar por ejemplo los Pad Thai que no tengamos en casa, son las salsas. Cuando volvamos a España subiré alguna receta cuando la hagamos. Hemos hecho el típico arroz, dos tipos de curry TOTALMENTE CASERO, sopa, tallarines y pollo con anacardos. Y para acabar de rematar dos postres. Dios, casi exploto. No es porque lo hayamos hecho nosotros, de hecho todo el mérito es de ella. Pero estaba todo…. madre mía. Después de eso, el cuerpo pedía una siesta.

Cuando nos hemos repuesto de la siesta, nos hemos preparado para irnos a ver muay thai al estadio de Chiang Mai. Sé que habrá gente que esté en contra, que no le guste… ya me entendéis. Pero teníamos que ir a ver al menos un combate. Es muy fuerte, ver esos viajes que se meten y como caen en redondo. No se parece mucho a lo que sale por la tele, pero es muy intenso. Es curioso, fuera del estadio hay un cartel enorme que pone que está prohibido apostar, pero dentro había gente apostando por todos lados y sin ocultarse.

En fin, hoy día tranquilo. Ya mañana nos esperan otras actividades, un la verdad es que todavía no están muy claras. Veremos a donde nos lleva nuestro último día en Chiang Mai.

Mi nuevo proyecto

Si habéis estado leyendo los comentarios de días atrás, os habréis dado cuenta de que algo estaba pasando. Pues bien, hoy ese algo va a ver la luz de forma oficial. Hace unos días estuve hablando/negociando con mi madre para que colaborara conmigo en un blog donde ella pudiera contar al público sus recetas. No le entusiasmó la idea, pero yo soy muy cabezota cuando quiero.

Le estuve dando vueltas a la idea esa noche, pero yo soy una cocinera bastante mediocre que avanza a base de «ensayo-error», por lo tanto algunas recetas sólo se hacen una sola vez porque luego ni mi novio ni yo nos acordamos de lo que pusimos o cómo. Yo sola no me atrevía a escribir un blog de cocina, así que seguí pensando un rato. Después de 2 yogures y un par de películas (para que veáis mi relación con los fogones a veces), me di cuenta de que no tenía que ser un blog de cocina habitual, que podía darle otro enfoque. Así que decidí que sería un sitio donde apuntaría todos esos inventos que nos salen en la cocina y las recetas de mi madre de las que tanto hablo por aquí. De ese modo, no perderé esos experimentos que a veces salen tan ricos y podré tener las recetas de mi madre organizadas, todo en un mismo sitio y desde cualquier lugar. Y por supuesto, compartirlo con quien quiera pasarse aunque sólo sea a cotillear.

Así que declaro abierto oficialmente el blog de cocina Recetillas de mamá y otros inventos. A partir de este momento tendréis una imagen del blog en el lado izquierdo que os llevará a él cada vez que queráis. Y cuando aquí hable de alguna comida irá acompañada del link correspondiente para que a quien le apetezca pueda pasarse a investigar.

Desde ya os advierto que no voy a descubriros un mundo nuevo en la cocina, es sólo un lugar donde tener organizado todo lo que voy aprendiendo. Porque quitando un par de platos que suelen salirme bien si no se me queman por despiste, soy toda una negada para hacer platos más elaborados que no sean cosas a la plancha o cocidas.

Al horno le tengo manía, que me mira mal, la olla exprés es toda una desconocida para mí y sé a ciencia cierta que los fritos me la tienen jurada. Así que tampoco va a ser un blog de recetas y punto. Como en este, le daré mi toque personal a lo que os cuente, que experimentar no es fácil y probar recetas «de mamá» va a ser toda una hazaña para mí. Estáis todos invitados a pasaros cuando queráis.

Qué gran invento

Bueno, he de decir que hoy ha sido un día de lo más aburrido. Mi novio tiene turno de tarde y he estado sola desde las 12 hasta hace un ratito. Si a eso le añadimos que no tengo internet, os podéis imaginar. Aislamiento total.

Y es que por problemas logísticos hasta finales de mes no tendré internet propio, pero no os preocupéis, que cada vez que puedo le secuestro el móvil a mi novio y me pongo al día, como ahora. Resulta que, yo pensando que con el saldo que tenía me llegaba para el bono de internet, me confié y no recargué el móvil, y hace un par de días me saló el aviso de que recargara, que el bono se acabó. Y claro, no voy a comprar el bono par 10 escasos días que faltan para tener que comprar otro. Ya me aguanto y espero.

Pero el tema de hoy no era ese. Ayer os dije que hago las pizzas en una Raclette, pero hasta que no leí los comentarios no me di cuenta de que no os había explicado antes qué era. Para empezar, no sé si en España hay de esas, y en tal caso como se llama. Es esto:

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Es un aparato que se suele poner en la misma mesa donde se va a comer, y cada uno va poniendo lo que quiere comerse. En la parte de arriba se suele poner carne a trocitos de diferentes tipos, y en las bandejitas que van debajo se pone verduras a trocitos, queso o lo que se te ocurra pequeño. Es muy fácil de limpiar y si cenas con gente es genial. El plato de arriba sólo va apoyado y tiene debajo una resistencia que lo calienta a la vez que va dorando lo que hay en las bandejitas. Todo un invento.

Pues en el plato de arriba es donde yo hago las pizzas. La pongo encima y poco a poco se va haciendo, y de verdad que quedan riquísimas. Cuando no tienes ni horno ni microondas, cualquier olla o sartén pueden hacer el apaño para ese plato que en un principio había que hacer de otro modo. Todo vale, y de momento lo único que no puedo hacer en casa en pan de ese que viene precocinado. Por cierto, acepto sugerencias, que las barras «normales» son difíciles de encontrar si no son precocinadas.

En fin, fue un gran regalo y nos lo hemos pasado muy bien cocinando con ella. Es uno de esos inventos que hasta que no llegué aquí no había visto nunca, y que ahora veo como un gran compañero en la cocina.

Hasta luego, botellas

Tal y como os dije el otro día, tengo dos ofertas de trabajo a las que entregar mi curriculum a ver si hay suerte y me cogen, pero cuando mi novio ha llegado del trabajo ha llamado y ya no había nadie. Suerte que mañana tiene turno de tarde y podemos llamar más temprano. Así que de momento novedades pocas.

Esta tarde la hemos dedicado a llevar el resto de botellas que todavía quedaban en casa, y nos hemos llevado una grata sorpresa. El mueble no estaba lleno y en la terraza no tenía ninguna bolsa, así que digamos que no ha sido la vez que más botellas se me han juntado en casa. Hemos metido en el coche 3 bolsas grandes llenas y una pequeña. Nos hemos ido al super y en el camino del coche a la puerta alguno nos ha mirado un poco raro. Ni que fuéramos los únicos que van al super cargados hasta las cejas de plástico. Que los he visto con el carro más que lleno y 4 bolsas grandes colgando de los brazos.

Hemos llegado y directos a la máquina donde se meten las botellas. Una a una, han ido entrado las 70 BOTELLAS que llevábamos. 70 botellas justas. Ni que fuera planeado… Nos hemos tirado un rato metiéndolas y el tiquet al final ha salido por 17,50€. Pensando un poco en ahorrar, no hemos cogido más dinero que un par de Euros «por si acaso». Hemos comprado comida para unos 6 días (y un caprichito) y al final hemos tenido que pagar 3,65€. A eso lo llamo yo una buena compra. Ojalá siempre fuera así.

Pero cuando hemos vuelto a casa, me he dado cuenta de que todavía quedan unas pocas por casa que estaban en una caja a la espera del viaje al super. Esas nos las guardamos para la próxima, que dan para unas pizzas y una botella de «Cola Mix». Y seguro que os preguntáis cómo voy a cocinar las pizzas si no tengo horno ni microondas (no por nada, es que no me caben en la cocinita). Ante un problema, imaginación.

Tenemos una Raclette vieja que nos regalaron que el plato de arriba tiene más o menos el tamaño de las pizzas congeladas. Las dejamos descongelar unos minutos y ale, al plato a calentarse. Aunque os parezca mentira, salen muy buenas, con la masa crujiente y el queso derretido. Hay que apañarse con lo que hay. Yo era de las de microondas, pero después de pasar un verano sin él, he aprendido a hacer de todo con sólo una sarén, unos cazos y dos fogones.

Bueno, borrón y cuenta nueva con las botellas, que cuando menos lo espere volveré a tener el armario lleno. Si en España se reciclara igual, no se vería ni una sola botella por ningún lado. Y me apuesto lo que queráis a que más de uno las pintaría para sacar un dinero extra.