Hoy he tenido un arrebato de esos mezclados entre «me aburro un webo» y «el jardín pide socorro», así que he decidido darle un repaso al seto de la terraza que se estaba desmadrando un poco. Pero claro, sin herramientas es complicado. Y los vecinos que son muy majos me han prestado una de esas tijeras de podar (de las pequeñas) para que pudiera empezar por algún lado.
Un par de horas cortando ramas del seto, arrancando una planta invasora que se lo estaba comiendo y dejándome los nudillos pegados en las ramas grandes. Todo esto con la ayuda de una escoba para poder más o menos ver si me pasaba cortando o me faltaba alguna rama. Vamos, divertido y fácil.
Cuando me he tenido que ir a hacer un par de recados, me he quedado mirando el seto, y yo ya pensaba que se me había pasado la mano cortando, pero claro, había que dejarlo todo más o menos igual entre hoy y mañana, así que nada, pensaba recortar el resto a la vuelta con un poquito más de miramiento.
Cuando hemos vuelto con el coche, el hijo de la dueña del camping andaba por nuestra caravana y se ha fijado que había un trozo que estaba cortado, y ha preguntado quien ha sido. Mi novio le ha dicho que fui yo con las tijeritas, y va y dice que nos va a ayudar. Yo pensaba «bueno, si me deja algo más grande, iré más rápido». Con la boca abierta me ha dejado cuando lo he visto llegar con la podadora con motor. Porque por supuesto no iba a dejármela ni en broma. Ya sabía por donde iban los tiros y no me hacía mucha gracia.
Ris ras y en un momento ha cortado todo el seto, incluida la parte que yo ya había cortado. Y es que si yo pensaba que me había pasado, él ha dejado la mitad del seto literalmente. Ahora a penas hay una maraña de ramas de poco más de un metro que ha quedado fea fea. Pero oye, rápido si que ha sido.
Mañana me tocará retocar lo que ha dejado, aunque sea poco, porque estéticamente hablando ha quedado muchas ramas a medio cortar y queda un poco raro. Tanta faena para nada. Si lo llego a saber, no me tiro ese rato cortando una por una todas las ramitas que veía fuera del sitio. Total, para dejar todas las ramas gruesas al aire, lo que yo he hecho no ha valido para nada.
En fin, me ha quitado la diversión de un par de días, medio seto y las únicas flores que había en mi parcela y que me gustaban, pero al menos ya no tengo media terraza invadida por las plantas.